La trascendencia de Goethe, en el proceso iniciático de Fausto.

Por Ignacio Santibañez:
Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832).

Originalmente la historia de Fausto proviene de una leyenda de la antigua Alemania, en la que se describe al personaje como un viejo médico excesivamente obsesionado con el estudio; es decir, un erudito, más que un sabio. El doctor Fausto utilizaba la alquimia[1] para curar a los enfermos; combinando la química con la magia, pretendía descubrir la forma de alcanzar la realización de la piedra filosofal[2] para así obtener la mayor sabiduría alcanzable.

La leyenda narra que un día el doctor Fausto, ensimismado en su habitación de estudio, se sintió profundamente insatisfecho con su vida; entonces, recibió la visita de un demonio llamado Mefistófeles, personaje que tiene como función principal capturar las almas de los débiles y de los ignorantes; a esta entidad se le atribuyen características muy específicas, como ser una representación refinada del mal, viste con atuendos de la nobleza, es calculador, racional de pensamiento y utiliza la lógica argumentativa para cautivar a sus víctimas, de esta manera logra que éstas le entreguen sus almas voluntariamente.

Esta leyenda ha inspirado a grandes artistas en la literatura, el cine, la pintura, la poesía y la música, sin embargo, la obra más trascendental se plasma en el trabajo de Goethe[3], en virtud del profundo simbolismo que determina en su narrativa para el recorrido del personaje principal.  Johann Wolfgang Von Goethe, mayormente reconocido por su magnificas aportaciones como poeta, destacó igualmente en muchas otras disciplinas; fue un gran dibujante, experto en la arquitectura gótica, estudió los fenómenos de la luz y sus efectos en los colores, atribuyéndoles sentimientos específicos a cada uno (hecho por el cual se le considera pionero en el estudio de la psicología del color), practicaba ciencia, política, economía, y fue incluso un férreo luchador social en el famoso movimiento alemán llamado Sturm und Drang[4] (Tempestad e Ímpetu). Respecto a sus creencias espirituales, Goethe fue un asiduo practicante de la alquimia tras conocer a fondo el trabajo del químico Paracelso[5], además coincidía con el pensamiento de Spinoza[6], quien rechazaba la división dualística entre dios y la naturaleza.

Específicamente, respecto a la adaptación de Goethe en Fausto, el autor escenifica a Dios y a Mefistófeles debatiendo acerca del bien y el mal, conceptos intrínsecamente contenidos en las almas de los seres humanos; en términos concretos, Dios afirmaba que los seres son buenos por naturaleza, y Mefistófeles afirmaba lo contrario; entonces, mediante un desafío, ambos acuerdan demostrar sus razones a partir de las acciones del hombre, concretamente sobre las decisiones que estaba por tomar Fausto ante diversas circunstancias; por ello, Mefistófeles, dispuesto a demostrarle a Dios que toda alma sucumbe ante la tentación, se dispuso en ese mismo instante a hacer presencia ante Fausto para ofrecerle todo tipo de placeres, poder, dinero y gloria, no obstante, Fausto no accedía a ninguna de sus propuestas, ya que su único y más grande afán, era el de adquirir la sabiduría en su totalidad.

Mefistófeles al notar esto, no dudó en desafiar a Fausto, retándolo a demostrarle que su alma no se corrompería ante las más grandes tentaciones; entonces Fausto, un hombre viejo y orgulloso, no pudo desistirse de ponerse a prueba a sí mismo y aceptó; derivado de esto, el viejo Fausto recobro la edad de 30 años, y es así que se desencadenó un largo viaje colmado de drama, tragedia, regocijo y diversos rituales, descrito cada elemento con magnifica elocuencia en cada capítulo y en sus profundas argumentaciones filosóficas. Esencialmente esta obra manifiesta el logro de la transmutación alquímica de Fausto como consecuencia de su recorrido iniciático; el proceso inicia cuando el protagonista, al no resistirse por el amor carnal que sintió al conocer a Margarita, claudicó en su voluntad y entregó su alma a Mefistófeles para obtener la gracia de su amada; al final y tras culminar el proceso, Fausto descubre que sólo mediante la asimilación del amor trascendental es que puede obtener la salvación, situación que únicamente pudo serle concedida en virtud de la intervención que Margarita, ya muerta y hecha mártir, tuvo con la corte celestial para conseguir en Fausto la ascensión por el triunfo de la luz sobre las tinieblas.

Filosóficamente, Goethe plantea un dilema moral sobre lo que el hombre está dispuesto a hacer por cumplir sus más fervientes deseos, la historia representa la lucha continua del bien contra el mal, y es la misma lucha que está manifiesta permanentemente en nuestras propias decisiones, en nuestros ideales y en nuestros anhelos. Respecto a la trascendencia que Goethe recibe de esta historia, es preciso señalar que comenzó el libro en su juventud, casi al comienzo de su carrera como escritor, manteniéndola inconclusa por diversos motivos, incluidos la falta de inspiración y la desidia, hasta alcanzar un nivel de madurez y comprensión de la vida con el pasar del tiempo y la experiencia, siendo ésta la última obra escrita por el autor antes de su muerte. Es por esto que Goethe culminó su labor alquímica inmortalizándose en la historia a través de su mayor realización, Fausto.

No te pierdas estos videos de artistas que han vertido sus propias interpretaciones sobre la historia de Fausto:

Radiohead – Videotape – Album: In Rainbows

Muse – The Small print – Album: Absollution

Queen – Bohemian Rhapsody: (Descripción comentada del proceso iniciático de Freddy Mercury en Fausto).

Berlioz – La Damnation de Faust de à l’Opéra Royal de Versailles

Referencias:

Goethe, J.W., (1982). Fausto, Guadalajara, México: Edigonvill, S.A.

Novaro, L., (1968). Goethe. Los Grandes de Todos los Tiempos, México DF, México: Editorial Cultural y Educativa, S.A. de C.V.

Calderón, H., (1991). Grandes Clásicos. Johann W. Goethe, Tomos 1 y 3., Chalco, México: Editorial Aguilar

https://es.wikipedia.org/wiki/La_tr%C3%A1gica_historia_del_doctor_Faustohttps://alenarterevista.wordpress.com/2008/02/17/goethe-dos-mujeres-para-un-mito-i-margarita-por-virginia-segui-collar/


[1] Nombre dado a la química de la Edad Media en la etapa pre-científica de su desarrollo.

[2] Según las ideas imperantes en la Edad Media, la piedra filosofal es una sustancia fantástica a la que se atribuía el poder de transformar los metales no preciosos en oro y plata, curar todas las enfermedades, devolver la juventud.

[3] Escucha la pronunciación del nombre Goethe, por si algún día requieres citarlo: https://www.youtube.com/watch?v=-bGmHJC3jOc

[4] Movimiento literario desarrollado en Alemania durante la segunda mitad del siglo XVIII, en el que se concedió a los artistas la libertad de expresión, la subjetividad individual, en contraposición a las limitaciones impuestas por el racionalismo de la Ilustración y los movimientos asociados a la estética.

[5] Alquimista, médico y astrólogo suizo. Fue conocido porque se creía que había logrado la transmutación del plomo en oro mediante procedimientos alquímicos y por haberle dado al cinc su nombre, llamándolo zincum.

[6]Filósofo neerlandés de origen sefardí hispano-portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, además es bien sabido que Albert Einstein comparte también el planteamiento de Spinoza, de la fe en el Dios-Naturaleza.

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Ignacio Santibañez

Libre pensador, adogmático, hermetista, financiero, mercadólogo, que busca el equilibrio entre lo material y lo intangible

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