El dilema moral de la guerra.

Por Ignacio Santibañez:

Desde su aparición en la tierra, el ser humano se vio obligado a defenderse de distintas hostilidades provenientes de su entorno, una de éstas representada por los animales salvajes; en virtud de ello fue necesario implementar mecanismos tácticos conformados por la creación y el uso de armas primitivas, así como la disposición de estrategias de ofensiva y defensiva, sin las cuales habría sido imposible la supervivencia, principal anhelo y propósito de los seres vivos.

Poco a poco el ser primitivo fue conformando grupos de colaboración, combinando las capacidades y conocimientos de sus miembros, con el objetivo de satisfacer más eficientemente sus necesidades fundamentales; con esto gradualmente descubrió que para tener éxito en sus propósitos, era necesario conocer las horas más propicias para atacar a sus contrincantes, conocer su ubicación y sus puntos débiles; en consecuencia, los grupos comenzaron a idear tácticas premeditadas de ataque mediante la elección del ser más hábil e inteligente para coordinar sus movilizaciones, dando origen así a las primeras estrategias de guerra.

Gengis Kan

Muestra de estas maniobras puede verificarse más adelante con las acciones de ciertos genios militares, quienes supieron ejecutar con arte y destreza la estrategia, la táctica, la capacidad de mando y la ubicuidad. Destacan líderes como: Gengis Kan, temible guerrero y conquistador que unificó a las tribus nómadas del norte de Asia, fundando el Imperio mongol, el primero más extenso de la historia y el mayor de los imperios constituidos por territorios continuos; Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses, quien tras la revolución francesa incentivó la implementación de constituciones garantistas, insertando en los países conquistados las ideas de libertad, igualdad y fraternidad; y Alejandro Magno, rey de Macedonia, Faraón de Egipto y Gran rey de Media y Persia, quien fundó la Biblioteca de Alejandría, una de las bibliotecas más importantes y prestigiosas y uno de los mayores centros de difusión de conocimiento de la Antigüedad.

Napoleón Bonaparte

Es evidente que las guerras han traído consigo miseria, destrucción y muerte; sin embargo, también han sido propiciadoras de diversos avances políticos, económicos, tecnológicos, y hasta para el reconocimiento de distintos derechos humanos. En una sociedad, como sea que se le conozca actualmente, las personas para convivir bajo cierta estabilidad necesitamos regir nuestras vidas bajo sistemas de organización social, que han sido muchas veces establecidos como consecuencia de algún conflicto bélico, no obstante, esto nos ha permitido satisfacer parte de nuestras necesidades esenciales, tales como las fisiológicas y hasta las de autorrealización.

En el contexto actual, conviene analizar con detalle las estrategias que han llevado a cabo los líderes de las naciones más poderosas del mundo para lograr su posicionamiento; China, país distinguido como nueva superpotencia emergente, cuenta con la mayor población del mundo, destaca su rápido progreso económico y su poderío militar; Rusia, el país más grande del mundo por masa terrestre, comparte frontera con más de una docena de países, generando relaciones estratégicas de poder, basando su impulso económico en sus grandes reservas de gas natural, carbón y petróleo; y Estados Unidos, el mayor poder económico mundial, el ejército dominante del mundo y un país con gran influencia cultural global, producto en parte de su intensa auto promoción en los distintos medios masivos de comunicación.

En el caso local, es imprescindible analizar las acciones estratégicas que ha efectuado México en el ámbito geopolítico, traducidas en el acercamiento y consolidación de alianzas con las naciones mencionadas, así como con muchas otras naciones en diferentes niveles que representan importantes intercambios culturales, comerciales y tecnológicos, y que abren la puerta al país, por ejemplo, a la incursión temprana en la implementación de la red 5G, a la incursión en la investigación e inversión en el sector aeroespacial, así como a la creación y producción de los vehículos eléctricos más avanzados. Estas ventajas han sido obtenidas en gran parte gracias a la perspectiva que se tiene del país, tras consolidar un liderazgo político en la zona sur del continente, traducido en poder de masas.

Más allá de proclamar el sentido moral, para aseverar si hacer la guerra está bien o mal, lo que se pretende es demostrar que, la guerra es una realidad, el destino de las naciones se determina en gran medida por estrategias de guerra, ya sean tecnológicas, comerciales, económicas, por territorios, por migraciones, por recursos naturales, por reconocimiento, o por la lucha de cualquier tipo de derechos, es decir, es una lucha por poder, alcanzar estos fines.

En conclusión, en el ámbito individual, la guerra se presenta en nuestro día a día, se manifiesta ante quien ejerza o haya ejercido un cargo de poder dentro de alguna organización social, ya sea en la política, en las empresas, en las instituciones académicas, en las organizaciones religiosas, en las filosóficas, etcétera; la guerra ha sido parte fundamental de nuestro proceso evolutivo intelectual y ha sido también inevitable para nuestra supervivencia. La sed de competencia representa el impulso y la voluntad de lograr cosas cada vez más grandes, y el querer lograr cosas más grandes está programado en nuestra información genética, es parte de nuestra naturaleza.

La guerra es lícita y aún necesaria cuando es el único medio de conseguir, defender, o asegurar nuestros derechos, sin embargo, en palabras de Sun Tzu, “quienes se conviertan en especialistas en el arte de la guerra, someterán a sus contrincantes sin pelear, y la máxima habilidad será salir victorioso sin derramar una sola gota de sangre”. La mayor cualidad para enfrentar una guerra, en cualquier ámbito en el que se nos presente, es la inteligencia, por ello, si se considera que se requiere ser un especialista en las estrategias de la guerra, debe fundamentalmente ponderarse contar entre sus ideales con la sabiduría, la autoridad moral, la equidad, la humanidad, el coraje y la severidad en el cumplimiento de la ley, así se obtendrá de manera natural la victoria.

“Quienes se conviertan en especialistas en el arte de la guerra, someterán a sus contrincantes sin pelear, y la máxima habilidad será salir victorioso sin derramar una sola gota de sangre”

Sun Tzu
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Ignacio Santibañez

Libre pensador, adogmático, hermetista, financiero, mercadólogo, que busca el equilibrio entre lo material y lo intangible

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