La soledad como invención del hombre
Por Oliver Miranda:
En enero de 1979 Paul Auster se encontraría con una noticia que cambiaría su vida para siempre, no sólo en el sentido personal, sino que sería su encuentro con su yo artístico, cuando la noticia de la muerte de su padre llegó a su vida; recibió el impulso necesario para escribir La invención de la soledad, su primera obra escrita que lo pondría en el panorama de la literatura universal.
El libro se encuentra dividido en dos novelas cortas, la primera es una noveleta, Retrato de un hombre invisible que se encuentra directamente ligada con la ausencia emocional de su padre en su vida. El punto central del texto son las situaciones familiares por las que pasó su padre en el entorno familiar anterior a él de las que no estaba consciente pero que repercutieron directamente en su relación la cual fue por demás compleja, llegando a la indiferencia absoluta. El adentramiento a las relaciones de su padre luego de su muerte le daría la respuesta del porque las cosas han sucedido y ayudan para si bien no cerrar las heridas, si poder lograr un punto de encuentro con ese padre que siempre estuvo, pero que nunca se sintió.
La segunda noveleta que comprende la obra novel de Auster es El libro de la memoria, en donde tiene que invertir papeles y verse a él mismo desde el papel de padre y valorar cómo ha sido el proceso para sí mismo. En puntos generales, es una autocrítica dura acerca de sus debilidades en ese aspecto y de qué manera la propia orfandad le ha afectado en ese rubro a través de lo vivido con su hijo.
El recorrido que hace en La invención de la soledad no hace sino demostrarnos el peso que puede tener en la vida de alguien tanto la ausencia como la presencia de un padre; la decisión de Auster de retomar tal pasaje fue lo que hizo que un traductor y en ese momento fracasado guionista pudiera sacar una valiosa herencia. La obra del estadounidense versa sobre el absurdismo, el existencialismo y la búsqueda de la identidad personal, estos tres aspectos se ven ampliamente reflejados en las dos composiciones que lo pusieron en el panorama universal sobre el dilema del hombre que se enfrenta al hombre.
El dilema en el que pone al lector acerca de quiénes somos y qué es lo que hacemos aquí, cuál es nuestra función, de dónde venimos, hace que la aparente sencilla trama sobre la que habla tome los matices complejos de quien teme en ocasiones hacerse esas preguntas pero que en algún punto se las ha hecho. Quizá las respuestas no nos las dé Auster (realmente ningún autor lo termina por hacer), pero el solo hecho de hacérnoslas al leer su obra hace que valga la pena per se darle un vistazo.