Brian Duffy, la perfección detrás del pop
Por Leto Gómez:
Brian Duffy es uno de los máximos innovadores de la fotografía de moda, considerado como uno de los grandes iconos pop. Produjo un extenso y extraordinario conjunto de obras en las que trató diferentes géneros fotográficos: retratos, reportajes y anuncios publicitarios.
En 1957 empezó a trabajar para la revista Vogue hasta el año de 1963, durante este período colaboró con las principales modelos de la época: Joy Weston, Jennifer Hocking, Paulene Stone y Jean Shrimpton. Su estilo sencillo y su estética se convirtieron en los de la revista, mientras que paradójicamente infundía en la fotografía algo del glamour, mantiene un gran equilibrio entre los diferentes planos fotográficos, como plano entero que da a conocer escenografías de grandes ciudades y cuartos minimalista, en el cual se va desenvolviendo un contexto junto con la modelo, y el plano medio corto captura la esencia de grandes artistas como David Bowie y John Lennon en fondos blancos y lisos. La mayoría de sus obras fotográficas están en escalas de grises equilibrando sus altos contrastes con luces naturales o artificiales.
Además de Vogue, Duffy se dedicó a la publicidad con campañas memorables como la de los cigarrillos Benson & Hedges, siendo de las pocas obras fotográficas a color; él sabía exactamente cómo traducir sus ideas creativas en impresionantes fotografías, jugando con diferentes figuras retóricas de la imagen que son piezas claves para el desarrollo de una buena publicidad: la primera fotografía mostró un paquete de cigarrillos fuera del agujero de un ratón en un rodapié, en el lugar donde normalmente aparecería una trampa para ratones. Duffy filmó la escena usando cuatro o cinco configuraciones de iluminación, equilibrando una paleta de colores fríos con cálidos, dándole un toque dramático con una perspectiva irreal y ligeramente distorsionada.
Estableció el estilo de la campaña y pasó a la siguiente imagen, Birdcage, mostró lo que parecía ser una habitación pintada de verde bañada por la luz del sol de la tarde, a la derecha de la imagen había una jaula con un paquete B & H en la percha, pero la sombra en la pared detrás mostraba un pájaro en la jaula. En una entrevista del 2009 menciono lo siguiente,
“cambié el color y la escala de todo, lo que se ve bastante extraño. Jugué con ilusiones ópticas, ya que sé lo suficiente sobre lo que los lentes pueden hacer y las cámaras de placa y las perspectivas cambiantes… Son fotografías reales y es bastante complejo hacer cosas como esas, que parecen fotografías engañosas. No se les llama desde la costa, todo se hace en la cámara“.
La campaña fue un éxito instantáneo y las imágenes se mostraban regularmente en periódicos, revistas y en vallas publicitarias. Estas imágenes se consideraron algunas de las más originales en la historia de la publicidad y obtuvieron varios premios de la industria.
Como mencione anteriormente, este gran fotógrafo, durante 10 años, mantuvo una intensa relación de trabajo con David Bowie siendo una influencia significativa en la creación de su imagen pública. La cámara de Duffy, al igual que Mick Rock, ayudó notablemente a dar vida al icono histriónico y cautivador de la figura camaleónica del rey del glam. Con él disparó cinco sesiones clave, las Bowie Series, y la fuerza creativa detrás de cada imagen le llevó a cubrir las portadas de tres discos: Aladdin Sane, Lodger y Scary Monsters and Super Creeps.
Bowie Series son un icono fotográfico que cruza la línea entre la captura de la realidad y una producción del arte, ya que refleja la misma personalidad y esencia del artista, capturando un retrato totalmente minimalista que a su vez dice mucho o realmente nada.
En 1979 Duffy decidió abandonar la fotografía de una manera dramática: prendió fuego a muchos de sus negativos. Finalmente algunos se salvaron del fuego, y a pesar de que un gran número de sus imágenes se han perdido, las que permanecen conforman un gran legado de la historia visual de la cultura británica y de la moda de los 60 y los 70.