De espectáculos a espectáculos
Por Félix Barquera:
Empecemos con una pequeña reflexión sobre los espectáculos. Hay que aclarar que me referiré, a menos que se indique lo contrario, a los espectáculos musicales, los conciertos.
Hay dos palabras clave que ubico en este respecto: interpretación y experiencia. Son éstas las dos cosas que más me vienen a la mente al pensar en un concierto, y es que en estos días no puedo más que reflexionar sobre ellas porque estoy en casa. En internet, entre todas las cosas que podemos encontrar, una de nuestras opciones son los conciertos grabados profesionalmente[1] y de esto es lo que va esta reflexión.
En YouTube podemos encontrar una gran variedad de conciertos, de varios artistas, y con eso tenemos ya de qué hablar.
En primer lugar, la segunda palabra, la experiencia es algo que es muy discutido estos días; que si es mejor estar frente a frente con las personas, como en las clases en línea, que si se trabaja mejor, que si esto y aquello. Lo que tenemos por cierto es que es diferente, no sabemos si mejor o peor, porque esto en principio es demasiado subjetivo como para hacer una aseveración tajante, pero sí que difiere.
Enfocándonos en los conciertos hay dos variantes que tenemos que tomar en cuenta: el lugar y la calidad, aunque la primera podría englobar la segunda. En el lugar se engloban varias cosas: podemos pensar primero en nosotros, cómo nos encontramos nosotros mismos. Si lo vemos grabado podemos estar cómodamente sentados o acostados en nuestro sillón, en la sala o el comedor, con espacio para poder tener lo que queramos a la mano, agua y comida, por ejemplo. Al contrario, en el auditorio o donde se realice el concierto, dependerá tanto del recinto como del género para poder estar sentados y con espacio, y queda de sobra hablar de la comodidad; en algunos recintos la parte más cercana al escenario es para estar de pie y más al fondo hay asientos, como el Palacio de los Deportes, el Circo Volador o el Foro Sol, mientras que en otros el espacio está mayormente ocupado por asientos, como el Teatro Metropólitan, el Auditorio Nacional, el Palacio de Bellas Artes o el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris; no obstante, no siempre los asientos son cómodos.
Relacionado directamente con el recinto, está la segunda variante, la calidad: a pesar de que varios de éstos tienen equipos de audio de alta calidad, eso no significa que todos ofrezcan la misma calidad sonora. Esto se traduce en la acústica, misma que hay que tener en cuenta si vemos y escuchamos el concierto en nuestras casas. Las diferencias son la forma del lugar, el lugar en que se encuentra el oyente dentro del mismo, la calidad del equipo de audio, su configuración, los instrumentos que se usen y, tal vez lo más importante, la gente que use, maneje y realice todo lo anterior; y tal vez aquí es donde podríamos tener la mayor partición de opiniones, por eso la separaré de la primera variante.
La calidad es lo que también me trae a este punto. Los conciertos grabados expresamente, porque saldrán comercialmente o en audio o en audio y video, tienen buena calidad porque se graba lo que sería la entrada de los altavoces en el concierto, así que no hay pérdida del audio por los altavoces ni interferencia del público, claro que también se graba el ambiente, pero muchas veces se oculta o se le disminuye el volumen durante las canciones (¡gracias a dios!), de modo que se pueda tener una buena experiencia en casa o donde lo reproduzcas.
En este punto ya tenemos más que claro que no es lo mismo ir a un concierto que ver/escuchar un concierto. Pensemos ahora enfocados en los conciertos de rock, pop o metal, en todas sus variedades. Es muy cierto que el momento es único, pero refiriéndonos a la calidad es donde me divido en opiniones, porque en el concierto estás en el momento, sientes la emoción de estar en el lugar, con el calor, el aire, el ruido y tu cuerpo vibrando con los altavoces, pero, siendo sinceros, no es de las mejores experiencias, estar parado mucho tiempo, con las piernas cansadas, tal vez un poco deshidratado, con la voz en un susurro, tal vez con los oídos punzando, incluso teniendo que cuidar nuestras pertenencias (cartera, celular, llaves, etc.). Si sumamos lo anterior, la calidad disminuye considerablemente al punto de tal vez ni distinguirla.
Hay que agregar que con todo lo anterior el sonido, aunque de buena calidad en la emisión, no siempre lo es en la recepción de nuestros oídos, no es tan claro como para distinguir los instrumentos que se tocan o suenan; y, por el contrario, si lo escuchamos en otro momento podremos apreciar tanto la música como el ruido del recinto y de la gente. Hay que elegir comodidad y calidad o emoción y momento… o, ¿será necesario elegir alguna de las dos?
En mis recientes experiencias está el escuchar un concierto en mi casa, en mi tablet, y trabajando al mismo tiempo en mi computadora, y había un elemento más que fue el catalizador para toda esta reflexión: el estéreo.
Hace unos cinco o seis años descubrí que el mayor problema del audio digital, y pensemos también en los tocadiscos análogos, refiriéndonos a todo aquello que sea grabado y no natural, es el volumen. Es lo que mata todo sentimiento y lo que da estabilidad y paso firme.
El poder controlar el volumen es la llave que tenemos para distintos mundos, creados por los artistas o por el momento. Con él podemos estar como en el concierto, pero sin las incomodidades del momento y adentrarnos en los que el artista plasmó en su música. Por eso, teniendo un estéreo, o un sistema de audio en casa, y con el volumen correcto, podemos disfrutar de todo lo que ofrece el concierto e incluso mejor con las tomas de los artistas en primer plano que no podríamos tener yendo al concierto.
A partir de aquí, ya todo es cuestión de gusto y de adaptabilidad, ya que no todos aprecian de la misma manera tanto el momento como la calidad. Para mí, esta ventana que abren las grabaciones profesionales de los conciertos y los sistemas de audio en casa, más en estos tiempos, no es nada menor a lo increíble. Disfrutemos de los gustos que da la vida, el internet, la tecnología y la oportunidad de estar en casa, descubriendo y redescubriendo los artistas que tanto nos gustan.
[1] lamentablemente los grabados con el celular por el público no son para nada de la misma calidad y generalmente, siendo sinceros, son malos.