LA VENGANZA DE LA MANO IZQUIERDA: EL AMATEURISMO PICTÓRICO DE FERNANDO DEL PASO
LA OTRA FACETA DEL ESCRITOR (UNA DE TANTAS, PERO IGUALMENTE FASCINANTE)
Por Ángel Zerón:
Cuando hablamos de Fernando del Paso, inmediatamente nos remontamos a su titánica obra literaria cuya maestría en el uso del lenguaje nos demuestra la riqueza de nuestro poliédrico idioma. Para muchos, es considerado como el James Joyce en lengua española (o castellana, qué más da, para la RAE son sinónimos) por llevar a la palabra hasta los confines de la misma (o al menos, hasta donde alcanzó). ¡Hurra!, por José Trigo (1966); ¡larga vida a Palinuro de México! (1977); y ya ni se diga de Noticias del Imperio (1987). Sin embargo, las letras no fueron la única herramienta de expresión artística con las que contaba Fer del Paso, pues sus ideas florecían de manera “geométricamente caótica” bajo otros formatos dentro del multilenguaje del arte, que para ser más preciso, se encontraban en la pintura y principalmente en el dibujo. Fernando del Paso era el escritor que dibujaba, o como diría él mismo a propósito de esta afirmación: “se trata segundo oficio que es una primera pasión.”[1]
El decanto del maestro de la lengua por las artes pictóricas empieza desde muy temprana edad al contemplar, como si se tratara de una epifanía vista desde el ojo infantil, a La Virgen de la silla de Rafael Sanzio. Sin embargo, no fue hasta ya a mediados de su treintena, que durante los intermedios que aprovechaba cuando trabajaba para la BBC Radio donde, bajo los mandatos del ocio, daba rienda suelta a la imaginación. En numerosas entrevistas llegó a mencionar que dibujar era una venganza de su mano izquierda al acto de escribir, pues desde la educación elemental lo obligaban a escribir siempre con la derecha. Claramente vemos una curiosa, pero substancial dicotomía; ambas partes de su obra, tanto literaria como plástica, parecen ser opuestas, al menos en cuanto a la función de los “rituales” creativos del artista. El autor de José Trigo se sometía a una ardua disciplina, pero sobre todo al silencio cuando se trataba de la escritura (exceptuando a Mozart o alguna que otra composición de música barroca), en especial de las obras “chonchas” que le valieron en mayor medida el Premio Miguel de Cervantes en 2015. Con el dibujo, sin embargo, se podría decir que se lo tomaba un poco más “relax”, se volvía mas “sociable”, andando de aquí para allá mientras leía a García Lorca o escuchaba audiolibros como Une Saison en Enfer de Rimbaud para que no se le olvidara parlar francés.
Para Fernando del Paso la literatura se da en el tiempo como la música, el cine o una obra teatral, pues tienen un principio, un desarrollo y un final; en cambio, las obras plásticas no empiezan ni terminan en ningún lado solamente aparecen en el espacio, por lo que menciona “no se puede decir que la Venus de Milo comienza en el dedo gordo del pie derecho o en el ombligo y termina en la cabeza”[2]. Además, a su consideración la pintura establece una comunicación inmediata con el espectador, es un lenguaje universal; sí bien la literatura también lo es, muchas veces llega a perderse en la traducción.
“no se puede decir que la Venus de Milo comienza en el dedo gordo del pie derecho o en el ombligo y termina en la cabeza”
FERIAS, PALACIOS Y CASTILLOS (UNA SERIE Y UN HÍBRIDO)
Como mencione con anterioridad, los dibujos de Fernando Del paso muestran una geometría caótica, una mezcla onírica y exuberante deudora tanto del arte abstracto como del surrealismo. En la serie Destrucción del Orden, por ejemplo, compuesta de quince obras realizadas en técnica mixta, se aprecia como principales influencias a Vasili Kandinski, Picasso, y Dalí, pero a su vez con un sello tan personal del autor que se podría decir que estos retazos surrealistas son análogos a la polifonía excesiva de su prosa.
Las estructuras ambiguas de esta serie hacen pensar en las lonas desconchinfladas de los circos o en las ferias de atracciones corroídas con LSD carnavales inauditos e imposibles donde los colores llevan hasta el paroxismo visual y hacen que los ojos se vuelvan esferas acrílicas orbitando alrededor de estos mundos insanos. Sin duda Moebius estaría encantado de fincar un Château en Geometrópolis para pasar los fines de semana con la familia.
Una de sus obras menos conocidas, pero en igualdad de grandeza dentro de su producción literaria es Castillos en el aire. Fragmentos y anticipaciones (Homenaje a Maurits Cornelis Escher) (2002) editada por el Fondo de Cultura Económica, la cual resulta una suerte de poemario ilustrado que consiste una serie de dibujos con una secuencia narrativa, enlazados por fragmentos poéticos donde la lírica se aúna a la geometría y, a su vez, donde ambos lenguajes se complementan para conjugar una armonía laberíntica en claroscuros que se convierten en una sola voz suspendida en la inmutable perfección de las esferas.
EN DEFENSA DEL DILETANTE
Fernando del Paso siempre será recordado como uno de los máximos exponentes de la literatura mexicana, junto a Octavio Paz y Juan Rulfo. Su vida fue tan extravagante como su obra, sobre todo por sus outfits de colorido Casanova; por ello lo consagraron como el maestro del estilo. Dentro de su larga trayectoria podemos encontrar ensayo, novela, poesía, teatro, libros infantiles y hasta un recetario de cocina que publicó junto a su señora esposa. ¿Por cierto, ya mencioné que también fue locutor de la BBC y compositor de jingles?
Sin embargo y a manera de personalísima confesión, el trasfondo del interés que siente su servidor por los dibujos de Fer del Paso estriba en realidad en “esa secreta pasión”, en esa fuga personal o vía alterna para llegar a la liberación a través de un proceso artístico en calidad de diletante o aficionado, pasando desapercibido ante los ojos voraces crítica y la rigurosa formalidad, pues como el propio autor menciona en el documental presentado por la señal televisiva Canal 22, “al no ser un artista cotizado (como dibujante) en el mercado, me da más libertad de cambiar de estilo, de hacer lo que quiera. No estoy sujeto o coaccionado por alguna galería o crítica especializada”. Por ello, que mi estimado lector pinta, aunque te quede chueca la sonrisa de La Gioconda; baila, aunque parezca un ataque de epilepsia; escribe, aunque tengas horrores de sintaxis; canta, aunque rompas los espejos; o bien haz lo que se te venga en gana en tus cuatro paredes, pero crea. Quién sabe, igual con algo suerte y constante esfuerzo logres algo decente, o tal vez no.
“al no ser un artista cotizado (como dibujante) en el mercado, me da más libertad de cambiar de estilo, de hacer lo que quiera. No estoy sujeto o coaccionado por alguna galería o crítica especializada”.
Bibliografia
DEL PASO, Fernando. (2015). Amo y señor de mis palabras. Tusquets editores. 3ra edición Madrird. España.
ROJAS, Carlos. (2011). Semblanza de Fernando del Paso. Literatura.imba.gob.mx. Recuperado de https://literatura.inba.gob.mx/semblanza2/3184-paso-fernando-del-semblanza.html
LAMMERS,
Gerardo. Fernando del Paso colorista. Confabulario. El universal.com.mx.
Recuperado de https://confabulario.eluniversal.com.mx/fernando-del-paso-pintura/
[1] Del Paso, Fernando. (2015). Amo y señor de mis palabras. Pag. 23
[2] del Paso, Fernando. (2015). Amo y señor de mis palabras. Pag.155