Stephen King, “Carretera maldita”: ¿qué es lo maldito?
Por Oliver Miranda:
Stephen King es un objeto común de crítica y culto por igual. El consumado escritor estadounidense es mundialmente reconocido por sus historias que se adornan con lo sobrenatural como metáforas de cuestiones más humanas, desde el cementerio donde los animales nuevamente cobran vida hasta el payaso Pennywise que atacaba sin cuartel a través de los medios. Stephen King es conocido unánimemente como un maestro del terror.
Pero hay ocasiones en que King se va a otros extremos, deja de lado lo sobrenatural y se mete en algo más terrorífico: la mente de las personas. Y es aquí donde las historias toman otros matices más cercanos a nosotros, las historias se vuelven más reales y, por lo tanto, más terroríficas.
Este tono lo encontramos en Carretera Maldita (1981), publicada primero bajo el pseudónimo de Richard Bachman. En ella conocemos la desoladora historia de Barton George Dawes, un hombre solitario que ha sufrido la muerte de su hijo y un divorcio; aferrado a su lugar de trabajo y a su hogar la situación se torna más desesperada al darse la noticia de que ambos lugares serán demolidos para dar paso a una enorme carretera interestatal.
El descenso a la locura de Barton y su encuentro con los recuerdos de su familia desquebrajada, hacen que se rehúse a irse de ahí, aún más luego de perder su empleo por protestar contra la carretera, incluso desafiando el desalojo policiaco. El mensaje que la novela carga es sobre el desapego y el despojo, la pertenencia y los recuerdos; sobre lo prescindibles que podemos llegar a ser.
Las historias de Stephen King centradas en el dolor y la perdida nos dan otra perspectiva acerca de qué hay en la mente del escritor; a primera vista, un título como “carretera maldita” nos hubiera puesto a pensar en la típica historia sobre algún maleficio, leyenda o criatura, y es únicamente cuando terminamos el libro que nos damos cuenta de que es un grito de alguien que vive con la perdida y que ante la impotencia no le queda más que decir: “carretera maldita”.