Me falta una teta: Cuéntenos por favor, Raquel Haro

Soy un apasionado de hablar con las mujeres sobre su salud de los senos.

Elisabeth Hurley[1]
Por Yessika María Rengifo Castillo:

El 2020 no se podrá olvidar fácilmente. Estuvo tan lleno de tragedias a consecuencia de un virus, el coronavirus[2], segando la vida de grandes y de chicos; de una pandemia mundial que acompaña hasta el día de hoy con medidas de prevención como tres vacunas y un cubrebocas que se roba la cautividad del rostro.

En medio de ese escenario, Raquel Haro, la guionista y escritora madrileña, fue diagnosticada con cáncer de mama. Ha trabajado durante doce años en el programa de humor satírico El intermedio, y es una colaboradora permanente de medios escritos como Muy Historia, Pikara Magazine o Eldiario.es, medios en los que nos cuenta con su particular estilo lo que piensa y siente desde el humor. Este argumento corresponde muy bien con que el humor ha sido instaurado como esa jovialidad que tienen algunos seres humanos para contar sus emociones y pensamientos del mundo. No es algo nuevo; el humor parte de los hechos cotidianos que atraviesa el ser humano, es decir, es exclusivamente humano e implicado en actos de comunicación, de acuerdo a Aristóteles.[3]

Raquel Haro, escritora de 'Me falta una teta'.

Además, Freud (1974) nos recuerda que la actitud humorística puede ser dirigida contra uno mismo u otros sujetos, proporcionando un beneficio placentero a quien lo adquiere y al espectador, aunque no sea parte de la situación. En otras palabras:

El humor no es resignado, sino rebelde; no sólo significa el triunfo del yo, sino también del principio del placer, que en el humor logra triunfar sobre la adversidad de las circunstancias reales (p. 28).

Todo este preámbulo se hace necesario para comprender la postura que adquiere Raquel Haro como paciente de cáncer de mama,[4] una postura desde un relato en primera persona cuando en agosto de 2020 es diagnosticada con tres tumores en un seno, pero con la angustia de no volver a estar con su niño de cuatro años, esa luz de su vientre que le regala un par de sonrisas y le recuerda la gran mujer que es.

Además, ese miedo que se manifiesta en ella no es por perder la teta, sino por su pelazo que ahora lo acaba de convertir en un alisado permanente gracias a la queratina. Como se ve, fue un año demasiado complejo para Raquel, que enfrenta la pandemia, el confinamiento, el divorcio, la batalla legal por la custodia de su hijo, la muerte de su gata y el diagnóstico del cáncer de mama, sin olvidar que no volvería hacer madre, perdiendo esa ilusión de disfrazar a esa niña que no vendrá de la gran Frida Kahlo.[5] Esto y más, nos narra Raquel con ternura, emoción y ligeras sonrisas, tal cual es ella. Esas sonrisas o humor la convierten en referente de las guerras sin una o sin tetas.

Para ilustrar, mejor que lo cuente ella:

Lo veo todo borroso. Creo que es de tanto llorar. Abro los ojos. Mi oncólogo sigue enfrente de mí. Me pregunta si estoy mejor mientras me ofrece sorbitos de Coca-Cola. Al parecer, me he desmayado. Dice que ya me irá dando la información poco a poco para que la pueda ir digiriendo e insiste que en la siguiente vez venga acompañada. Le pregunto al médico si me voy a morir. Me promete que no.
—¿Me lo jura?
—En medicina nunca juramos, Raquel. Pero el tratamiento para combatir el HER2 positivo presenta una eficacia muy elevada.
Me incorporo en el asiento, aliviada hasta cierto punto. Vamos por mi segunda gran preocupación. Mi pelo. Perdón, mi pelazo.
—¿Se me va a caer, doctor?
—Todo, querida, y desde la primera sesión, que tendrá lugar en cinco días.
Me maldigo de nuevo por mi mala suerte. ¿Por qué me tiene que venir este cáncer ahora, justo cuando me acabo de hacer el alisado de queratina? (p. 21).

Un poco más, por favor:

Mientras subo en el ascensor de mi piso, me miro en el espejo. Intento visualizarme como la teniente Ripley en Alien, sin pelo, pero fuerte y atractiva. No me sale, creo que mi calva se me parecerá más a la de Britney Spears cuando se rapó.
Entro en casa, ¡está tan vacía sin mi hijo…! Mañana llega, tengo ganas de verle. Me tumbo en su cama. Siempre que no está, lo hago: verme rodeada de sus muñecos y sus cosas me hace sentirme tan cerca. De repente, caigo en la cuenta. El juicio por la custodia. Debe estar a caer la carta del juzgado. Si el niño me ve calva, se lo dirá a su padre, que lo podría utilizar en mi contra para quitarme la custodia. Ya me estoy imaginando a su abogada: “Señoría, ¿usted de verdad cree que la madre, con cáncer, va a poder cuidar de su hijo? ¡Mírela, si parece un esqueleto!”. Y yo, contestando: “¡Miente, señoría! Siempre he tenido este tipín”. Ufff, qué agobio (p. 22).

Desde esa escenografía, se descubre que los hechos que enfrentan los seres humanos son herramientas que los convierten en agentes de luchas constantes. La invitación es a leer a Raquel Haro como un ser humano en una batalla permanente por contar nuevos capítulos de momentos de tinieblas y de luz, que son finalmente la vida, y, sin embargo, sin olvidar el humor como esencia del viaje, a tal punto que puede decir:

Al decirle al mundo que me falta una teta así tan directamente, el tema me ha dejado de acomplejar tanto.[6]


Referentes bibliográficos

Freud, Sigmund. El humor. Obras Completas. Biblioteca Nueva, 1974.
Haro, Raquel. Me falta una teta. Planeta, 2022.

Cibergrafías

Imagen tomada de https://www.20minutos.es/noticia/4951777/0/raquel-haro-escribir-sobre-la-mierda-de-mi-vida-ha-hecho-que-mi-vida-deje-de-ser-tan-mierda/
Imagen tomada de https://www.20minutos.es/noticia/4951777/0/raquel-haro-escribir-sobre-la-mierda-de-mi-vida-ha-hecho-que-mi-vida-deje-de-ser-tan-mierda/
https://www.mefaltaunateta.com/


[1] Es una actriz británica, especialmente popular por sus actividades como modelo y diseñadora de moda.
[2] Son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV).
[3] Fue un filósofo, polímata y científico nacido en la ciudad de Estagira, al norte de la Antigua Grecia. Es considerado, junto a Platón, el padre de la filosofía occidental. Sus ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios.
[4] Es una enfermedad en la cual las células de la mama se multiplican sin control. Existen distintos tipos de cáncer de mama, los cuales dependen de qué células de la mama se vuelven cancerosas.
[5] Fue una pintora mexicana. Su obra gira temáticamente en torno a su biografía y a su propio sufrimiento. Fue autora de 150 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades por sobrevivir. También es considerada como un icono pop de la cultura de México.
[6] Fragmento tomado de una entrevista con Planeta: https://www.planetadelibros.com/blog/entrevistas/17/articulo/entrevista-raquel-haro-dia-mundial-contra-el-cancer/353

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