Tecnología 2.0
Por Félix Barquera
En diversas películas se ha mostrado un futuro, posible mas no exacto, de lo que podemos llegar a tener en cuanto a tecnología. Unas crean mundos enteros en los que la gente puede vivir escapando de la realidad, o incluso creando una nueva; otras la integran enfocada al trabajo con un asistente personal, y otras la llevan incluso a la vida diaria y cotidiana mezclándose con la seguridad personal y social. Independientemente de los finales y resultados que tengan estas obras ficticias, podemos decir que las del último grupo son las que más tenemos cerca, porque ya no sólo en el trabajo usamos una computadora, por ejemplo, sino también en la casa, y no la usamos sólo de manera personal, con amigos y familia, sino también para hacer trámites laborales, escolares o gubernamentales.
Del arado al… ¿NFC?
La tecnología, de manera llana, es el aprovechamiento del entorno para el beneficio (como el trabajo) propio (que puede impactar en terceros), como usar un palo para ahuyentar a los perros cuando caminas por la calle (o para defenderte de algún maleante) o usar un arado para sembrar; sin embargo, hemos pasado desde hace muchísimo tiempo de aprovechar el entorno para hacer algo a mejorar nuestro entorno para hacernos la vida más fácil, para tener una vida mejor.
Hoy en día esta digievolución de la tecnología está ya plagada de pantallas, teclados, aplicaciones digitales y procesadores. Hablar de tecnología es implícitamente hablar de una computadora o de un programa que nos facilita algún aspecto de la vida a través de un aparato (una interfaz). Es la clásica oposición complementaria contenido-continente.
Usamos un celular para comunicarnos con la familia y amigos, una televisión para ver entretenimiento o noticias, y los más afortunados hasta pueden hacer de su celular una cartera digital con la cual pagar en cualquier tienda y acceder al metro o el transporte público (me refiero al NFC o near field communication, ‘comunicación de campo cercano’, porque casi no se usa en México, aunque lo encontramos en las tarjetas del metro y algunas tarjetas bancarias; los QR para la compraventa, aunque con mucha promoción, todavía no están tan generalizados, mucho menos fuera de las ciudades). La interacción llega incluso entre aparatos y otros aparatos.
Aspiración para unos, preocupación para otros, es innegable que la tecnología ha hecho que la vida cambie, más en los últimos años. Y aunque hay muchos que ya utilizan la tecnología en varios de los aspectos que he mencionado, hay todavía muchos otros que no tienen ni idea de que se puede hacer algo más que sólo ver videos de gatitos, compartir memes o imágenes de Piolín. Busco entonces hacer un pequeño recuento de aquellos aspectos en los que la tecnología ha tomado gran relevancia y hasta imprescindibilidad en mi experiencia.
De la comunicación al trabajo
El primer aspecto, en el que todos ya estamos más o menos homologados, es la comunicación. La mensajería instantánea es el primer medio de comunicación cuando pensamos en hablar con familiares o amigos, y hasta en la comunicación laboral remota. Independientemente de la aplicación que uses (sí, hay más que WhatsApp), hoy en día la comunicación base es a través de éstas, al menos de persona a persona, uno a uno.
Fuera de esto tenemos las redes sociales, donde ya es un uno a muchos; pensemos en Facebook, Twitter, Instagram, Reddit, YouTube, TikTok, Tumblr, LinkedIn, y un sinfín más. En esta clasificación caen en el limbo, a mi parecer, Telegram y Discord (y seguro que muchas otras más que no conozco), pues están pensadas como un chat uno a uno o grupal, pero también es posible crear canales de sólo difusión, es decir, de uno a muchos, asemejándose a aquéllas (esta diferencia “uno a uno” y “uno a muchos”, aunque lógica, no la había pensado hasta que la vi en la documentación de Telegram; por cierto, ¡síguenos por allá en @ArteFuturaMX!).
Como mencioné arriba, estas aplicaciones han dejado de ser meramente “ocio”, por llamarlo de alguna manera, y han pasado a ser negocio,[1] pues varias empresas las usan también como contacto con su público o como medio de promoción; ni falta hace mencionar los notorios adds de Facebook, con los que justifica sus millonadas, y otras aplicaciones; no podemos tampoco olvidar los ahora tan famosos influencers (o “influyentes”, si no te gusta el anglicismo) cuyo trabajo reside precisamente en éstas.
Trabajo “a la moderna”
Y justamente hablando de trabajo podemos entrar a otro gran aspecto: la organización. En inglés se le llama productivity, pero no me parece correcta la traducción literal y etimológica al español, pues son aplicaciones que se centran en la organización, sin más. La peculiaridad es que esta organización se puede aplicar a prácticamente cualquier aspecto de la vida, ya personal, ya laboral.
Pensemos que tu trabajo es por proyecto. Si eres coordinador o director, lo que necesitas es tener la visualización del progreso del trabajo, quién ya hizo qué cosa o si hay alguna tarea que se está quedando atrás, además de retroalimentación directa, pues pueden salir imprevistos; si eres trabajador, necesitas informar tu parte del proyecto, si está completo o si hay algunos problemas con algunos proveedores o incluso con las peticiones del cliente mismo.
Bueno, “a la antigua” tendrías que presentar quizá un informe diario, o semanal, en el cual inviertes tiempo por su preparación, mismo que podrías aprovechar trabajando más en el proyecto, y tu jefe igual tendría que leer el informe y anotarlo para hacer su trabajo, igual invirtiendo tiempo; otra opción es invertir tiempo en reuniones periódicas para informar los detalles y ver el curso de acción, a pesar de que todo vaya viento en popa. “A la moderna” todo se resuelve usando la tecnología: aplicaciones como Trello, Asana o Airtable, entre muchísimas otras, se especializan en esto; en ellas puedes ir marcando tu progreso individual y dejar comentarios para que el coordinador, cuando él quiera y sin necesidad de esperar un informe escrito, pueda revisar todo el proyecto de una manera más organizada, además de como a él le plazca gracias a los filtros, vistas, etiquetas, etc.
Por eso le llaman productivity, porque te ayuda a organizarte y a liberar tiempo que puedes invertir en seguir trabajando y ser más productivo. Cabe acotar que aquí hice solamente una ejemplificación del trabajo, pero entiéndase por trabajo cualquier actividad que capte nuestro interés, personal, familiar, social.
Listo, ¿has pensado en las listas?
Ahora, no sólo en el trabajo se tienen que marcar progresos o dejar comentarios para revisar todo un proyecto después, también es así en la vida diaria, sólo que podría requerir de otras cosas.
Anotar pendientes y tener recordatorios es algo que todos hacemos y requerimos, pero algunos van un poco más allá. Evernote y Notion son dos de las más populares aplicaciones para tomar notas, aunque también ofrecen recordatorios y otras varias cosas, y hemos de decir que también hay muchas otras que combinan de diferente manera las funciones y ofrecen una interfaz diversa; no obstante, con los recordatorios entramos a otro tema: las listas.
Piensa en tu lista del súper (porque la tonta nunca falta, xD). Ésa es tu recordatorio de lo que debes comprar y a la vez tu nota para describir lo que tú quieres comprar. No sé si se entienda, pero en una nota puedes hacer una lista y una lista es ya en sí una nota sobre algo que divide las cosas en incisos, en este caso productos para comprar; la diferencia estriba en que en la lista tachamos o marcamos los incisos cuando los terminamos, y en la nota generalmente sólo es escribir sin tachar ni hacer incisos, es decir, es texto corrido; sin embargo, nada impide que puedas usar una u otra para ambas cosas.
Aplicaciones como Microsoft To Do, Ticktick, Todoist, Any.do, entre igual muchísimas otras, te ofrecen en sí listas, pero algo evolucionadas. Tienen recordatorios (algunas apps incluso por ubicación), etiquetas, descripciones, prioridades, fechas de vencimiento, y hasta comentarios. Las listas las puedes implementar en todo lo que quieras de la manera en que tú quieras, y el trabajo no es una excepción.
No me marques, mándame mensaje
Hemos de hacer una pequeña pausa para subrayar que desde el inicio hemos hablado de relaciones entre personas: tú haces el informe para comunicarle a tu jefe el progreso del trabajo, tú usas una aplicación para mandar mensajes y comunicarte con tus familiares o amigos, incluso para comunicarte con tu yo del futuro por medio de los recordatorios. Así pues, con todas estas aplicaciones —y es raro que hoy en día haya una que no lo haga— puedes compartir el contenido o la visualización o la posibilidad de edición de lo que estás haciendo: en otras palabras, son colaborativas. La comunicación no se ve interrumpida, sino que se ve matizada para cierto fin u objetivo, al menos de manera teórica.
En algunas aplicaciones es más notoria la relación trabajador-supervisor, pues en las opciones que ofrece puede haber distintos tipos de permisos para la colaboración, mientras que en otras la relación es más horizontal, pues con sólo agregar a una persona ésta ya tiene pleno acceso a la administración y edición del proyecto en la aplicación, aunque en ésas generalmente si pagas puedes tener el control de permisos por usuario.
No descartemos también que cada uno tendrá preferencia por cierto tipo de visualización y que cada quien pueda usar su propia aplicación para su organización personal. Como decía, la comunicación sólo se matiza con la tecnología, no es homogénea, así como todos somos heterogéneos.
Cada una de estas aplicaciones, todas las que hemos mencionado, ofrece un tipo de organización y comunicación intra- e interpersonal distinta, aunque por el tipo de aplicación pueden ofrecer lo mismo que las otras. Debemos acotar también que estas aplicaciones son más o menos generales, no son para trabajos específicos, como podría ser un editor de texto, de audio o de imagen, los cuales, en sus propias versiones, pueden ofrecer servicios de colaboración y de trabajo remoto, pensemos tan sólo en Adobe con su InCopy o Bridge u otras opciones basadas en la nube.
Con esto último también podemos mencionar Dropbox, OneDrive, Google Drive, Mega, entre otros servicios de almacenamiento en la nube, los cuales también ofrecen la compartición de archivos y colaboración.
Pero detengámonos un poco. Con la mención de Adobe ya estamos abriendo otro tipo de aspecto más específico y por lo tanto más complejo. Alguno notará que no he mencionado algunas aplicaciones o sitios famosos y que todos usamos o hemos usado, como Word, Chrome, Gmail, Outlook, PowerPoint; esto es principalmente porque, como digo, todos los conocemos y usamos, pero hay que reconocer que son también aplicaciones específicas, como Word que es un editor de texto para textos largos, al menos más largos que una nota de dos o tres palabras, y Gmail que es un servicio de correo electrónico, visto muchas veces más formal que mandar un mensaje.
En este aspecto todo va a depender de la persona y lo que busque hacer, pero algo que he querido hacer patente en este artículo es que hay varias aplicaciones que pueden hacer lo mismo, unas son de paga, otras gratis, pero todas pueden trabajar y lograr lo mismo de una u otra manera. La cosa es buscar una que nos guste y acomode.
Y en esto de buscar, hemos de ser conscientes ya de que el internet tiene muchas posibilidades, no es sólo ocio, no es sólo una aplicación, no es sólo la manera o medio que tú conoces. Hay que buscar lo que nosotros queremos y lo que nos acomoda.
Memoria soberbia
Como tercer y último aspecto, quiero mencionar algo que seguramente todos hemos padecido en mayor o menor medida: la sobrecarga mental, esa sensación provocada por el estrés de no saber qué hacer cuando un problema se nos presenta, ese momento en que ya no podemos pensar bien y sentimos que no hay salida, a veces notamos que nuestra mente está nublada, y otras sólo nos damos cuenta cuando las malas decisiones ya han sido tomadas o los errores cometidos.
Suena exagerado, pero pasa. Y apenas menciono los olvidos: “¿Hiciste lo que te pedí?”, “No, lo siento. Se me olvidó”, lo cual también es feo.
Arriba hice un chiste (malo, como la gran mayoría que hago, según mis allegados) que espero que ahora puedan comprender mejor: cuando vamos al súper o al mercado a hacer la despensa (incluida la comida) llevamos nuestro recordatorio de qué comprar, ¿y si pudiéramos hacer eso con otras cosas para no olvidarlas? Pues lo puedes hacer, sólo que quizá no habías usado una lista para ello, y quizá menos una aplicación.
Desprendida de las listas para el súper, podemos tener también una lista general de cosas que tenemos pendientes, que esperan nuestro estado más lúcido para ser procesadas y no ser olvidadas. Si te gusta lo complejo, puedes tener una lista para cada ámbito o proyecto en el que participes: quehaceres de casa, cosas que comprar (la dichosa whishlist), tareas de la escuela, proyectos laborales, salidas con amigos, series que buscar, música que escuchar, y todo lo que se te pueda ocurrir y que no quieras olvidar.
Una lista puede ser tu mejor amiga si se te olvidan fácilmente las cosas. Simplemente tenla a la mano (aquí me centro en las digitales, pero vale lo mismo una hoja y pluma si te acomoda) y anota cada cosa que se te ocurra y que no puedas trabajar en el momento, como si descubres cómo solucionar un problema del trabajo en tu viaje familiar: lo anotas en la lista; si estás en el metro y ves un anuncio de una película que te llamó la atención, pero no tienes internet para buscar más información: la anotas en la lista; si cuando estás con los amigos hablan de temas que desconoces, pero que suenan interesantes: los anotas en la lista. De esta manera ya no olvidarás nada y podrás seguir tu día más tranquilo y sin preocupaciones.
De nuevo, puede parecer exagerado, pero funciona. Sobre cómo procesar luego la información de la lista, es otro tema y también uno muy personal; para dar un pequeño y rápido ejemplo: puedes revisarla en la noche y vaciarla según corresponda, calendario, trabajo, casa, amigos, proyectos personales, etc., cada cual con sus propias listas y fechas de recordatorio.
¿Te imaginas entonces no poder olvidar nada? Es una ambición algo soberbia, pero entendible a largo plazo y útil, que trataré en otro momento; y, como hemos visto, la tecnología tiene una respuesta.
24/7
Una última pregunta: ¿la tecnología siempre nos beneficiará? Quizá una respuesta rápida sea “sí”, pero hemos de entender que no siempre es la tecnología la que no beneficia, sino el uso que los humanos hacen de ella.
Los horarios de trabajo son un punto que la tecnología anteriormente mencionada ha trastocado un poco o un mucho. Sin establecer límites y términos claros entre los empleados y los empleadores, fácilmente puede devenir en la omisión consciente o no de éstos, haciendo que uno básicamente trabaje todo el día y a toda hora, o en el malentendido de que el trabajador está disponible siempre.
La tecnología ha facilitado muchísimo la comunicación, pero también, al hacerla prácticamente disponible a toda hora con el uso de un celular y datos móviles, ha sacado el trabajo de la oficina y, peor aún, de los horarios.
Si bien es cierto que hay gente que gusta de mantenerse ocupada, con jefe o sin él, y por ello es bien remunerada, también hay gente que trabaja más de lo remunerado por su jefe. Hemos de ser conscientes también de que la prudencia nunca es inapropiada y de saber que la disponibilidad o disposición no significa obligación.
Por el momento espero que esta exposición te haya gustado y quizá hecho pensar en tu manera de procesar las cosas. Es más… ¿tienes una manera especial de trabajar y organizarte? Si no, te invito a probar alguna de las aplicaciones que he mencionado y experimentes con las maneras que se te vengan a la mente de combinarlas o usarlas, y no olvides compartírnoslas.
¿Conocías alguna de las aplicaciones que he mencionado? ¿Conoces otras que te gusten o te parezcan mejores?
[1] Por si no se sabía la etimología latina: negotium, de nec ‘no’ y otium ‘ocio, tiempo libre’, es decir, el ‘no ocio’ y, por ende, la ‘ocupación’.