PULSIÓN DE MUERTE Y VACÍO EXISTENCIAL: CHARLES BAUDELAIRE. Segunda parte

2da. Parte “Pulsión de muerte”

Por Jessica Ebauche.

La psicología ha abordado el estudio del arte, especialmente los procesos básicos (percepción, emoción, memoria) y superiores (pensamiento y lenguaje) implicados en la actividad creativa.

Recordemos que en este espacio revisaremos dos corrientes teóricas de la psicología: el psicoanálisis y el humanismo. Ambas nos aportarán conocimiento acerca de las circunstancias de decadencia que llevan a uno de los artistas de la creación poética a ser reconocido como un importante autor lírico de los tiempos modernos, el francés Charles Baudelaire, centrándonos en su obra obligada Las flores del mal.

Realizado el recorrido por su vida e inspiración en la primera parte, podemos notar que algunos aspectos son evidentes: en su vida se aferró a un sentido de decadencia propia; cuando tenía algún objetivo, se veía obstaculizado y tenía serios estados de depresión y agonía.

Adentrándonos en un sentido psicológico, el psicoanálisis[1] explica que el artista (aquí poeta) elabora un mundo fantástico y está íntimamente ligado a él como un medio de sublimación[2].

En El poeta y los sueños diurnos[3], Freud expone la relación entre el juego infantil y la creación poética; si bien un niño sitúa cosas de un mundo real, en un orden nuevo, el poeta hace lo mismo al satisfacer deseos en un plano irreal sin renunciar al placer de jugar y a lo que extraía de ello por vergüenza social.

En el mismo texto, Freud argumenta que existen diferencias entre el niño y el poeta, comenzando por que el artista elabora una técnica para que la expresión de su fantasía sea enmascarada o disfrazada por el placer estético[4] que provoca en los lectores o admiradores. Gracias a esto, en el lector se aprecia un espacio para esconderse en esta fantasía que producirá una descarga de tensión en su interior, sin la penosa situación de ser él el implicado directo.

Pero no toda la obra artística ni todas las fantasías son en sentido de vida o supervivencia, sino que en múltiples artistas nos encontramos con creaciones asombrosas en un sentido de sufrimiento y muerte expresado por el creador.

Adentrándonos en la línea del psicoanálisis; la concepción de pulsión en Freud dice que <<es una fuerza, un empuje inherente al organismo vivo hacia el restablecimiento de un estado anterior que este ser vivo debió abandonar bajo la influencia perturbadora de fuerzas exteriores>> (1920, pág. 80). En este sentido, la pulsión es una fuerza que lleva al organismo a un fin determinado y será originada en una tensión por la falta de un objeto específico, buscando disminuir el efecto de tal tensión (la angustia en este caso). En esta teoría existen dos tipos fundamentales de pulsiones: la pulsión de vida y la pulsión de muerte, que se contraponen.

La pulsión de muerte aparece definida por Freud como una fuerza de desligazón y destrucción que obra en silencio para devolver al individuo al estado inorgánico.   Esto implica efectos nocivos, comenzando por la destructividad (hacia el exterior como agresión, y hacia el interior como autodestrucción). De esta manera, la meta de la pulsión de muerte es quebrar y destruir desde relaciones y cosas hasta sí mismo (como el objetivo último). Así, a través de esta pulsión, la muerte es percibida como una forma particular de estado de paz, que Freud refiere como estado de nirvana (eliminar o reducir la tensión a nivel cero).

En los siguientes fragmentos podremos distinguir la percepción de Baudelaire sobre su propia vida y la tendencia de retorno hacia el estado no-vivo:

XXXIII Remordimiento póstumo. “… la roca oprime tu pecho perezoso, impedirá a tu corazón latir y desear, y a tus pies andar en su venturosa carreta. La tumba, confidente de mi sueño infinito (pues siempre la tumba comprenderá al poeta) en aquellas inmensas noches donde el sueño está ausente… Y el gusano roerá tu piel como un remordimiento…”

LXXII El muerto dichoso. “En una tierra arenosa y colmada de caracoles quiero cavar yo mismo con mis manos una profunda fosa, donde yo pueda dejar mis viejos huesos y dormir en el olvido con un tiburón en el mar… odio los testamentos y prefiero implorar una lágrima al mundo mientras vivo, y convocar a los cuervos a que desangren feroces todas las fibras de mi osamenta inmunda…”

Dentro de esta pulsión, nos encontramos con la compulsión a la repetición en las pulsiones con meta de retornar o conservar cierto estado. Éstas las encontramos a través de reincidir o duplicar situaciones de angustia y fracaso en la vida de Charles Baudelaire sublimada en sus creaciones poéticas. El viviente está guiado hacia su muerte por impulsos interiores, siendo ésta la meta de su vida.

XI La mala fortuna. “Huyendo de sepulcros célebres, hacia el más aislado cementerio, mi corazón, como un tambor velado, va resonando marchar fúnebres…”

LXXX El sabor de la nada. “Resígnate, corazón mío; duerme tu sueño de bruto. Espíritu vencido, el amor no tiene ya sabor, ni tampoco lucha… La adorable primavera ha perdido su olor y el tiempo me devora minuto tras minuto…”

BIBLIOGRAFÍA:

Freud, Sigmund. (1907). El poeta y los sueños diurnos. En: Spector Person, Ethelfonagy, Peter. (1999). En torno a “el poeta y los sueños diurnos” de Freud. España: Biblioteca Nueva.

Freud, Sigmund. (2010). Psicología de las masas. Más allá del principio del placer. El porvenir de una ilusión. España: Alianza Editorial.

Freud, Sigmund (2013). «Más allá del principio de placer». Obras completas (José Luis Etcheverry, trad.). XVIII – Más allá del principio de placer, Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras (1920-1922). Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Laplanche, varios autores. (1991). La pulsión de muerte. Argentina: Amorrortu editores.

Ricoeur, Paul. (1987). Freud: una interpretación de la cultura. México: Siglo XXI editores. Pp. 242-260.


[1] Refiere a un modelo teórico (descriptivo y explicativo) iniciado por S. Freud sobre los mecanismos, procesos y fenómenos implicados en la vida profunda de la persona, ligado a un modelo terapéutico y de investigación, sin ser objeto del presente escrito.

[2] Consiste en un desvío de alguna energía hacia otra aparentemente distinta, pero psíquicamente emparentadas.

[3] Sigmund Freud, 1907 (ver bibliografía).

[4] Acentuaré que el placer estético será visto como aquella sensación de satisfacción y plenitud que provoca una obra que ofrece al receptor cierta liberación de angustia o presión como producto de su originalidad e incluso genialidad.

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3 comentarios sobre “PULSIÓN DE MUERTE Y VACÍO EXISTENCIAL: CHARLES BAUDELAIRE. Segunda parte

  • el 29 julio, 2019 a las 3:53 pm
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    Muy buena articulación del concepto de pulsión, me resultó muy nutritiva la lectura, quedo en espera de mas artículos de la autora.

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  • el 22 octubre, 2019 a las 9:43 pm
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    «Así, a través de esta pulsión, la muerte es percibida como una forma particular de estado de paz, que Freud refiere como estado de nirvana»

    El verdadero descanso es la falta de existencia.

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