The Children’s crusade y otros crímenes de las viñetas
Por Jesús Cárdenas:
Hoy vamos a entrar en el más reciente capítulo de censura en el mundo de las historietas y recordaremos el más importante. Les contaré una historia de la vida real donde los puñetazos y trajes entallados no son los protagonistas. La semana pasada en Brasil se llevó a cabo la Feria del Libro de Rio de Janeiro, donde un caso verdaderamente particular, pero no único, tuvo lugar, pues el comic Avengers: The Children’s Crusade, escrito por Allan Heinberg e ilustrado por Jim Cheung, fue el objetivo de un intento de censura por parte del evangélico radical y actual alcalde de Rio, Marcelo Crivella.
Se tomaron acciones sin fruto, ya que la Secretaria de Orden Público de Brasil y la organizadora del evento -La Folha de Sao Paulo- determinaron que la historieta no era inapropiada, además de levantar un amparo contra el alcalde por intento de censura. Sumado a esto, todo el revuelo, solo provocó que el comic agotara sus existencias.
No es la primera vez que la novela gráfica se ve envuelta en un caso de censura, pues durante el periodo que transcurrió entre 1957 hasta 2007 el organismo no gubernamental conocido como CCA –Comics Code Authority- se encargó de aprobar el contenido de las historietas. Este código prohibía, por ejemplo, la representación de monstruos de dominio público, paneles de violencia, secuestros y uso de drogas, hasta el implemento de palabras como “crimen”, “horror” o “terror”. Esto representó un fuerte golpe para una industria próspera y estable como lo eran los comics en los años 50, Logrando incluso que las imprentas se negaran a reproducir comics que no se apegaran a la CCA.
Un dato curioso en la película Spider-Man: Un nuevo universo, al iniciar, se ve el sello de este organismo.
Todo esto se vio frenado hasta el año de 1971, cuando un escritor y editor de Marvel Comics les hizo frente. Este personaje fue Stan Lee.
En mayo de ese año,Lee, con el ilustrador Gil Kane, concibieron una mini historia de The Amazing Spider-Man con tres números sobre las drogas y su abuso. Desde la portada #96 hasta la #98, fueron comics no aprobados por la CCA y publicados sin su sello, a lo queStan Lee dijo:
“Yo intente comprenderlos; Eran como los abogados, gente que interpretaba el asunto literal y técnicamente. Como el Código mencionaba que no podíamos mencionar las drogas, ellos, de acuerdo con sus normas, tenían razón. Así que no me enfurecí con ellos. Dije “Que lo jodan (al Código)” y el sello de la CCA solo estuvo fuera esos tres números. Luego volvimos al Código otra vez. Yo nunca pensaba sobre el Código cuando estaba escribiendo una historia, básicamente porque yo nunca quise hacer cosas que mi juicio fueran demasiado violentas o sexys. Yo era consciente que los jóvenes leían esos libros, y para ellos no existe el Código, no pienso que fuera a escribir las historias de un modo diferente”
Así generó el principio del lento fin de estas normas; se fueron haciendo menos severas, liberando palabras y personajes de cultura popular, para por fin terminar en 2007 con la salida de DC de estas regulaciones.
La censura no es una solución, y menos en un medio de expresión, y, a pesar de todo, es algo que se ve a diario. Antes del domingo pasado, ustedes iban a leer una reseña y mi reflexión de otra cosa un poco más alegre, pero esto es algo que no solo ha afectado a los comics, también a otros medios, incluso en nuestro país se ve y por eso creí pertinente hablar sobre esto, del presente y del pasado de la narrativa gráfica, más como ejemplo que a manera de reflexión. Este pequeño espacio se me dio para expresarme y le agradezco a mi editor, Alejandro Martin del Campo, por ello; ustedes usen su propio espacio.