Dentro de los sueños en binario
Por Oliver Miranda:
Una de las características de un genio es muchas veces poder predecir las cosas. Julio Verne escribió historias fantásticas que, casi todas, se convirtieron en realidad, al igual que muchos de los relatos de Ray Bradbury y de Isaac Asimov. Uno de estos genios que mejor pudieron plantear cuestiones que afortunada o desafortunadamente se están volviendo realidad es el estadounidense Philip K. Dick, el creador del mundo de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, obra usualmente reconocida por la película que inspiró: Blade runner.
La historia en la que acompañamos a Rick Deckard en su cacería de androides fugitivos nos sitúa en un futuro desolador. La radiación mata a la gente y a los animales, los humanos se encuentran emigrando a Marte y las pocas personas restantes viven en sórdidas colonias, como es el caso del protagonista.
La obra de K. Dick versa sobre un punto que hace que, a pesar de ser obras de ciencia ficción, se sientan irremediablemente posibles, y dicho punto es la realidad. El interesante juego que plantea en la novela, en el que difícilmente se puede distinguir al humano del androide al ser virtualmente parecidos en todo aspecto, nos hace cuestionarnos qué pasajes de lo que estamos leyendo son realidad y cuáles son percepciones de Rick Deckard, de la misma manera en que la protección encarnizada de lo “natural” por parte de muchos personajes, a su vez, entra en una contradicción con la tecnología que hace que sigan vivos. Es a través de estos laberínticos cuestionamientos que el autor nos desafía con preguntas tan existencialistas como, ¿qué es vivir?
El desolador mundo en el que transcurre ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? nos pone en jaque sobre nuestro propio mundo. La radiación fácilmente puede ser sustituida por un virus, la extinción animal es una realidad, y si realmente estamos viviendo o nos limitamos a sobrevivir día tras día es una constante en la mente de las personas atrapadas en rutinas de trabajo y ocio. Como dije al inicio, sólo los genios se adelantan unos años, y lo llamativo de la historia de Philip K. Dick es que, más allá de las armas y los androides, un libro escrito en 1968 nos cuenta una historia que se siente tan moderna hoy como futurista en su año de publicación.