Edward Sheriff Curtis y el viejo oeste
Por Leto Gómez:
Edward Sheriff es uno de los fotógrafos que se destaca por retratar y fotografiar la vida de las tribus indias de los Estados Unidos, junto con el indigenista George Grinnell. A lo largo de su carrera viajó por varios territorios, desde las fronteras con México hasta Alaska, con el objetivo de documentar alrededor de ochenta tribus, como los Acomas, Blackfoot Indians, Cheyenes, Esquimales, Hopis, Mojaves, Sioux, Apaches, Navajos, Zuni, entre otras.
Su técnica principal fue la platinotipia, que es un antiguo procedimiento fotográfico en el cual se obtiene copias monocromas por contacto en materiales sensibilizados con sales de platino y hierro, tras un revelado con oxalato. Fue un procedimiento considerado como impresión noble por los fotógrafos pictorialistas. Gracias a eso su trabajo de caracterizó por tener tonos en sepia y en escala de grises, dando un estilo único y dramatismo a la hora de retratar a grandes personalidades de las mismas tribus.
El primer retrato que hizo fue el de una nativa americana, Kikisoblu o Princesa Angeline, una anciana, hija del jefe Seattle. Este retrato muestra su gran talento en cuanto a técnica de encuadre y sobre todo inmortaliza la esencia de la princesa, además, el perfecto manejo de luces da como resultado un hermoso contraste, realzando ciertas facciones de la cara, la cual capta cierta atención de una forma automática y al mismo tiempo transmite cierta curiosidad de cómo eran y cómo vivían realmente estos nativos.
Otro de sus grandes retratos es el de una joven de la tribu mojave; tituló su obra como Mosa-mojave. Se observa a una joven vestida de una forma muy tradicional y muestra una gran belleza en su mirada, transmitiendo cierta inocencia y pureza de la persona; el contraste sigue siendo una parte importante de la obra ya que le da un plus denotando cierto dramatismo en la obra.
En el año de 1905 comienza su macroproyecto The North American Indian, en el que tomó cerca de 80 000 fotografías durante más de 25 años. Este proyecto fue dedicado exclusivamente al estudio de todas y cada una de las diferentes tribus de los nativos norteamericanos. Lamentablemente murió a los ochenta y cuatro años, e irónicamente pobre y olvidado. Nunca recibió beneficios por su labor y su fama murió pronto arrollada por la influencia de las vanguardias modernas. Pero en lo personal dejó un gran legado y aportación de una forma visual sobre cierto fragmento de la historia de la humanidad.