EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN

Por Jessica Ebauche:

Uno de los objetivos primordiales de la poesía es crear y remover las emociones a través del lenguaje. La emoción es un mecanismo adaptativo que nos ayuda a acercarnos a lo que deseamos o a alejarnos de aquello que nos parece desagradable o peligroso. En este sentido, la poesía puede facilitar la adaptación de muchas de aquellas personas que sufren de su existencia.

Todos aquellos que hemos leído poemas alguna vez hemos experimentado emociones diversas al procesarlas, sin diferenciar el género poético al que aludan, nos provocan incluso respuestas fisiológicas como erizamiento en la piel, sudoración o escalofríos.

Poco se sabe de Juan Gelman

Yo no sabía que
no tenerte podía ser dulce como
nombrarte para que vengas aunque
no vengas y no haya sino
tu ausencia tan
dura como el golpe que
me di en la cara pensando en vos.

La poesía contiene un poco de desnudez, pero no sólo de quien la escribe, si no de quien la lee, y al leerla se apropia de ella, la hace encajar en su realidad. Algunos poemas poseen cierto estado de transparencia y otros las más profundas pasiones y pulsiones del ser humano.

Inmersos en controversia, los poetas nos dan un despliegue de emociones que contiene ciertas ganancias secundarias para los lectores, desde una liberación emocional hasta la inspiración o recuerdos que provocan placer. Algo similar sucede con algunas películas, y en esta ocasión quiero proponerles una cinta con mucha poesía.

Un poeta melancólico e idealista a la vez es protagonista de la película El lado oscuro del corazón, con influencias bastante interesantes, que van desde lo comercial hasta lo bohemio de Sudamérica, entre ellos los poetas Oliverio Girondo, Mario Benedetti y Juan Gelman, siempre acompañado de una interesante idea internalizada de la Muerte, que seguro identificarás como una hermosa mujer pesimista y realista vestida de negro.

Dicotomía incruenta de Oliverio Girondo

Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.
Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

Sin afán de hacer una sinopsis, les mencionaré por qué vale la pena verla. Es la cinta que lleva al director argentino Eliseo Subiela a tener cierto reconocimiento en 1992, cuenta con 127 minutos aproximadamente de una historia que va de la más pasional historia romántica hasta lo que pienso que todos hemos pasado, una desgarradora y dramática ruptura que te hará conectar con aquella historia que guardas en algún baúl.

Rostro de vos de Mario Benedetti

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón
tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla como una procesión
por colores, tamaños y promesas
por época, por tacto y por sabor
sin un temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos
estoy lleno de sombras, de noches y deseos
de risas y de alguna maldición
mis huéspedes concurren, concurren como sueños.

Principalmente fue grabada en Argentina, una ciudad con gran cultura y bohemia que ha sido la cuna de grandes poetas, en donde nuestro protagonista, quien osadamente lleva el nombre de Oliverio, pretende iniciar pasando sus treinta años la búsqueda de una mujer que continúe inspirando su fallida profesión de poeta. Llegando al mar de plata, la interesante frontera entre Buenos Aires y Montevideo, conoce a una prostituta llamada Ana, quien no sólo lo inspira más que nadie, sino que al final cambia la manera en que Oliverio veía su propia vida.

El poema que da la más profunda filosofía al personaje es Espantapájaros 1 de Oliverio Girondo (1932):

No se me importa (_sic_) un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! y en esto soy irreductible, no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. ¡Si no saben volar pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

Cabe mencionar que la parte sonora estuvo a cargo, en su mayoría, de Osvaldo Montes, que inunda la poesía con tangos, boleros y jazz.

La película ganó 5 premios en 1992: Festival de Montreal: Mejor película, Festival de la Havana: mejor actor (Grandinetti), premio FIPRESCI, Segundo Premio Coral, y en el Festival de Biarritz: mejor actor (Grandinetti) y mejor actriz (Ballesteros).

Ana me rompió el corazón, pero al herirlo, lo creó.
Nunca lo entenderías.
Mi pobre Ana, mi querida Ana.
Nuca hubiera podido pagarte esto que hiciste por mí, iluminaste en lado oscuro de mi corazón.
¿Por qué decidiste permanecer pobre, dejándome a mí tan rico?

Les dejo el tráiler

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