El lector de Bernhard Schlink: Entre traiciones, amores y juventudes
Por Oliver Miranda:
Bernhard Schlink es un juez berlinés cuyas primeras novelas de corte policiaco parecerían compaginar con su otra profesión, la de juez. Sin embargo, la novela que me hace escribir sobre su obra tiene poco que ver con el ámbito jurídico y policial, y está mucho más adentrada con el de las emociones juveniles que nos marcan de por vida, quizá es su obra más conocida: El lector.
La historia que pasa por tres actos nos habla de la relación de Michael, un chico enfermizo, que se relaciona de forma amorosa con Hanna, una taquillera de tranvía de edad madura. Dicha relación lleva a Michael a un viaje que aborda la madurez, el erotismo y la lectura, hasta que un día Hanna desaparece y vuelve a aparecer en la vida del joven siete años después, cuando ya es estudiante de derecho, y le toca presenciar cómo su amor de juventud está siendo acusada de crímenes de guerra nazis, situación que colapsa al chico y lo comienza a llevar hacia una encrucijada por su relación pasada. La revelación de una verdad nos lleva a una conmovedora parte final donde Michael encuentra una extraña paz de espíritu al volverse a relacionar con una anciana Hanna.
Es difícil abordar el sentir de un ser humano de esa edad cuando se encuentra descubriendo un mundo nuevo, más aún de la mano de una persona con diferencia de edad. La mezcla de ese tema con los pecados que persiguen al pueblo alemán desde la segunda guerra mundial hace que El lector sea una lectura de aparente fácil acceso, pero con un trasfondo profundo y fascinante.
La novela ha sido llevada a la pantalla grande con una maravillosa actuación de Kate Winslet; sin embargo, luego de leer la novela, es casi imposible imaginarse a los personajes hablando en otro idioma que no sea el alemán. Finalmente lo que vuelve tan vívido el tema clave del libro consiste precisamente en que pocas veces se aborda de manera tan concreta ese sentimiento de amar a quien no debemos, pero, aun así, no poder evitar hacerlo. Como el mismo Michael lo señala en una parte del libro:
“Y si no era culpable de por traicionar a una criminal, ya que esto no puede ser motivo de culpa, sí lo era por haber amado a una criminal”.