¿El Lenguaje se Piensa?

Por Félix Barquera.

El lenguaje es el medio de comunicación entre dos cosas. ¿Por qué cosas? Porque pueden ser tanto humanos o animales como computadoras quienes utilizan un lenguaje. Los humanos tenemos la asombrosa capacidad de modificar los sonidos que salen por nuestra boca casi al gusto. De esa manera, existen tantos idiomas en el mundo y, quizá, sólo hemos escuchado un pequeño porcentaje de ellos. Antes de las computadoras y la conectividad global del internet, muchísimos años antes, allá, algunos siglos antes de Cristo, en las regiones mediterráneas que ocupaba la Antigua Grecia, había un adjetivo muy peculiar: βάρβαρος. Nosotros leemos “bárbaros”. ¿Qué significa este adjetivo? El adjetivo tiene un significado muy peculiar, porque no es uno semántico, sino lingüístico. Bárbaros surge del entendimiento de los griegos sobre otras lenguas, puesto que este adjetivo sólo busca imitar la forma ininteligible de hablar de los extranjeros; es decir, este adjetivo no tiene un significado per se, sino que lo adquirió en el imaginario griego. Pensemos en nuestro “mugir”, nuestro “maullar”, palabras que surgen de nuestra imitación de los sonidos de los animales correspondientes, la vaca y el gato. Regresando a βάρβαρος, esta palabra luego adquiere los significados que nosotros podemos traducir al español como ininteligible o extranjero, en resumen, lo no griego, aunque caben algunas acotaciones que me saltaré por el momento. ¿Qué podemos pensar de todo esto? Tenemos testimonios de que, desde hace mucho tiempo, el humano sabe que hay muchas lenguas, de que yo hablo y me comunico de una forma diferente del otro. Ahora, nosotros clasificamos los distintos tipos de lenguaje: la lengua hablada, la escritura, las señas de manos, los gestos, el código Morse, el código binario, etc. Todos éstos los utilizamos a diario, incluso hablamos usando un lenguaje con nuestros amigos, y otro, con nuestra familia o en el trabajo; y cabe la pregunta, ¿sabemos qué entiende el otro sólo porque nos comunicamos en el mismo lenguaje? En la actualidad, los sitios de traducción como el traductor de Google, entre otros, tienen un reto muy difícil, saber qué queremos decir los humanos cuando empleamos una palabra en un contexto en específico. He tenido la dicha de ver que lo que mayoría de las veces buscamos en internet al usar un traductor, no es traducir la palabra, sino un diccionario que nos despliegue las posibilidades de traducir una palabra. Eso es lo que compete a un diccionario, no a un traductor. Un traductor humano necesita mucha experiencia para poder diferenciar el uso de una palabra en un contexto o en otro; por eso se debe tener cuidado de buscar el sentido y no dárselo uno mismo.

No hace mucho leí un ensayo de Octavio Paz en el que habla de la traducción, se llama Traducción: literatura y literalidad. Una frase que me llamó mucho la atención es la siguiente: traducción y creación son operaciones gemelas. No saben cuánta razón tiene. Es lo que pasa cuando tenemos en la mente la idea de una cosa y no sabemos la palabra que le corresponde, se nos va. En ese momento tenemos que traducir la idea en palabras. Peor es cuando se conocen dos o más lenguas: se crean neologismos a partir de la lógica de creación sobre las palabras que sí se tiene en el momento. El cambio del significado de las palabras es más evidente en las groserías: mientras que uno llama “pendejo” a alguien cuando está enojado, otro lo hace con sus propios amigos. Nosotros sólo tenemos una convención del lenguaje hablado y escrito; cuando se nos presenta a una persona nueva o estamos con un grupo de personas nuevas tenemos que discriminar los sentidos que puede adquirir cada palabra si se habla de un tema que no se conoce lo suficiente. El mundo de la polisemia es el magnífico brebaje de nuestro albur. Es el medio de comunicación entre un grupo de personas porque, seamos sinceros, no todos pueden alburear con la misma facilidad ni pueden darles ese doble sentido a palabras tan cotidianas. La traducción es un proceso constante y eterno, así como la creación. Las lenguas son sólo un lenguaje más, y nosotros somos sus conejillos de indias, nos pone a prueba constantemente y aprueba o rechaza modificaciones sabrá dios cómo a través de los hablantes nativos de cada lengua. Demos gracias a los dioses que somos libres de hablar y escribir como queramos, pero… ¿el otro nos entenderá?

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Félix Barquera

fortuita, parlante, curiosa, atemporal, presente

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