Entre demonios, curas y policías: El exorcista, novela de William P. Blatty
Por Mariana Cuevas
Encuentros con lo sobrenatural, lo impensable y lo violento, mezclados con la extraña combinación de comportamientos lascivos y actos profanos, determinan la situación de una mujer que no cree en Dios, pero que tendrá que creer en el Diablo para salvar a su única hija, confiando en un padre que le dedica más tiempo a la psiquiatría que a su propia fe. Este libro es un reflejo del corrompimiento de la inocencia a través de uno de los actos más antiguos del mundo: la posesión demoniaca.
La ciencia es tan orgullosa que cuando no encuentra una explicación lógica se dedica a crear padecimientos que justifiquen la falta de respuestas; en el caso específico de lo endemoniado se creó una enfermedad llamada “demonopatia”, la cual engloba todos los síntomas de una posesión, siempre y cuando estos no se le puedan atribuir a un trastorno mental como personalidad disociativa o desdoblamiento de la misma. En esta historia tenemos la eterna lucha por saber si adjudicar las acciones a la psiquiatría o a la religión.
Comenzamos con una de las raíces del problema, en este caso es el descuido de la madre, pues su hija, Regan, sucumbe ante la peligrosa interacción con un amigo imaginario después de experimentar una constante soledad; esto se debe a que la progenitora es completamente devota a su carrera artística.
La posesión comienza a ser evidente cuando existen las siguientes características: lenguaje burdo, actos escatológicos, profanos, mofas y referencias sexuales. Éstos se desarrollan de manera repentina y contrariando la personalidad de la persona en cuestión; con estos se pretende debilitar al cuerpo y alma del poseso hasta matarlo. Por supuesto, existe una medida extrema que puede traer consigo la salvación: un exorcismo, viejo y cuestionable ritual que no suele recomendarse a cualquiera, ni puede ser efectuado por quien sea.
El exorcista, novela escrita por William P. Blatty, basada en hechos reales, fue tan controversial que terminó siendo llevada al cine debido a su naturaleza terrorífica, donde causaría un impacto aún más grande que en la literatura, incluso marcó el inicio de un nuevo género dentro del horror y lo paranormal. La película es una perfecta proyección del libro, ya que el autor colaboró con el libreto y la producción. La filmación fue acompañada, además, de varios fenómenos sobrenaturales, se menciona que fue un set peligroso, pues causó la muerte de varias personas y el trauma de la actriz que tendría el papel de Regan. A pesar de ello, se le considera uno de los mejores filmes de su tipo, caracterizándose por un gran manejo de efectos, guion y maquillaje.
El escrito es una obra de suspenso que nos arrastra a tratar a Dios como un fenómeno paranormal o a darle cabida a la existencia de un mundo espiritual, demostrando que el hecho de no creer en la existencia del Diablo, no nos exime de ser su víctima y la fe no es garantía de nada, ni siquiera de nuestra salvación.