Interpretando la interpretación
Por Félix Barquera:
Hoy en día tenemos medidas de información de manera digital, los benditos bytes, que se expanden hasta el infinito y más allá. Las conexiones de internet han facilitado muchísimo, si no demasiado, la comunicación entre las personas, personas que generan información a cada segundo, información que tal vez no existiría sin que esas personas, separadas por mares, pudieran comunicarse. ¿Cuánta información hay actualmente? En algún sitio (la verdad, no recuerdo cuál) leí que todas las fotos de Facebook pesan tan sólo 1.5 PB.[1] ¡Qué poquito! Ahora, ¿cuánto tiempo ha existido Facebook? Según Wikipedia,[2] se creó en 2004 y, desde 2005 o 2006, se abrió al público general y al mercado mundial; eso quiere decir que en quince años se han creado 1.5 PB de información fotográfica. ¡Tan sólo de fotografías!
El sitio en el que leí sobre las fotos de Facebook no tiene mucha importancia aquí, es sólo un ejemplo; la pregunta que nos cabe ahora es cuánta información, si se pudiera medir con el sistema de bytes, se ha producido en más de dos mil años de historia occidental, dejando fuera muchas civilizaciones y empezando desde la Grecia arcaica. Piensa, además, que sólo tenemos un registro no completo del conocimiento que se produjo en aquellos tiempos; no sabemos qué habrá platicado Sócrates con Platón alguna noche en que el vino se les bajaba…[3]
Fuera de las pláticas de sobremesa que ha habido, tan sólo con las obras escritas que tenemos conservadas podemos tener un doctorado, ni más ni menos, incluso varios posdoctorados; mas pero sin embargo no obstante, todos son productos humanos. ¿Cómo podemos decir que la mímesis de Platón vale más que la idea del cielo cristiana o que los amigos imaginarios de un niño de seis años? ¿Qué hace que unos llamen herejes a quienes no comparten una misma creencia y que otros conviertan en santos a otros humanos de carne y hueso?
La información es muy importante, desde personajes como Tales de Mileto se tiene la consciencia de la importancia del conocimiento del mundo; él era uno de los siete sabios de Grecia. Hay muchas frases de aquellos tiempos que son válidas hoy en día, incluso en momentos tan específicos como elegir qué canción escuchar en internet o qué ropa comprar, pero quisiera cambiar el foco a una frase mucho más ad hoc con el tema que nos ocupa hoy. “El hombre es la medida de todas las cosas”[4] dijo alguna vez (o escribió) un filósofo del siglo V antes de nuestra era; bueno, un sofista para quienes separan hasta la basura. Como mucho de lo que hacemos ahora, saquemos de contexto la frase, el cual no sabemos a ciencia cierta desde hace algunos milenios, y planteemos dos cosas: la primera es a qué se refiere con el hombre; algunos dirán, ¿y qué pasó con la mujer? Pues el problema no es contigo ni conmigo, sino con el español, porque hombre puede referirse al varón o al género humano. La segunda se refiere a la segunda parte, ¿cómo que el hombre es la medida de todas las cosas? ¿Que un hombre pastor puede juzgarte incluso sin conocerte? ¿Que un joven detrás de un ordenador te puede decir que no vales nada? ¿Que alguien por teléfono te diga que es tu hijo? ¿Que un tipo vestido de traje te diga que no tienes creatividad?
El hombre puede ser o una persona, dejando fuera el sexo de ésta, o bien un colectivo. Cuando nosotros damos una opinión estamos echando mano de todo lo ignorante y de todo lo sabio que somos. Nosotros establecemos una medida sobre algún objeto, ya sea físico o intangible; lo movemos a lo bueno o a lo malo. Justo en estas categorías ya hay un juicio establecido, siempre hay algo bueno o malo, pero cada uno las mide de diferente manera. Así Platón juzga el mundo de una forma y Aristóteles de otra; así llegan personajes del siglo XIX a juzgar los pensamientos de personas de hace dos mil años. Ahora pregunto, ¿una idea o pregunta puede ser primitiva y otra puede ser moderna? Miremos simplemente la frase de Protágoras: el hombre es la medida de todas las cosas.
Han pasado dos mil años, dos mil años de historia del hombre occidental, dos mil años de pensamiento, dos mil años de creación artística, dos mil años de apreciación e interpretación de cualquier acto del hombre. Yo, tú, querido lector, tus amigos que juegan futbol, mis amigas que van de compras, incluso aquellos y aquellas que no hacen esto, tenemos un gran problema y, a la vez, una gran oportunidad. La cultura es algo que todos tenemos, pero la calidad de ésta es lo que no pocas veces tratamos. El conocer más no te hace mejor, el haber leído todo Aristóteles no te hace filósofo, el preferir artistas como David Bowie o The Beatles no te hace mejor crítico de música, el entender el arte abstracto no te pone sobre los demás, el gusto por un deporte como el golf no te da más estatus social: todo esto sólo te da información, te da cierta cultura, te da conocimiento y, sin embargo, siempre parcial.
Nosotros establecemos la medida
de todas las cosas, pero hay que tener en mente que no podemos medir todo con
una misma regla, aquí no es one size fits all. Así como puedes conocer
de música, puedes ignorar de política, de historia, de economía, de física, de
astronomía, de letras… La cultura es muy amplia, así como hay rock, hay metal y
hay reggaetón. ¿Cómo podemos evaluar a uno con los parámetros del otro? De la
manera en que tú tienes una medida, una cultura, para medir los hechos; así
cada hecho tiene una medida para ser medido. Entonces, tú, querido lector, ¿qué
medida usas?
[1] Petabyte. Para saber más sobre la unidad de información, v. https://es.wikipedia.org/wiki/Byte
[2] Cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/Facebook
[3] En la Grecia arcaica, en las borracheras no “se les subía” el alcohol, sino que se les bajaba.
[4] Buena persona que lees las notas a pie de página, te dejo la versión en griego: πάντων χρημάτων μέτρον ἐστὶ ἄνθρωπος.