Joachim Witt: “Bayreuth Eins” (El Capítulo 1 de Joachim Witt)

Por Alejandro Martín del Campo Glez.

La música alemana a lo largo de la historia se ha caracterizado por ser vanguardista, sublime, propositiva, siempre con esos matices líricos de rebeldía, melancolía, dulzura y frialdad; también por su gran aporte a la humanidad que desde hace largos albores distintos exponentes han relucido en diferentes géneros musicales como la academicista-clásica, el krautrock, el rock o los remozados sonidos electrónicos en sus diferentes variantes y mezclas, por mencionar sólo algunos.

Hildburg Freese, Dusenberg y Joachim Witt

Joachim Witt, el nombre de este artista, puede ser totalmente ajeno para la cultura popular de América, pero en su natal Alemania es toda una institución del sonido moderno-teutónico del siglo XX. La carrera de Witt no despega en los 90, la carrera de este artista es sólida porque da rienda a su característica dramaturgia desde temprana edad al concluir sus estudios como actor en la legendaria Hildburg Freese en Hamburgo para después trabajar en el mitológico Thalia Theater y dedicar varios años al teatro. En cuanto a su trayectoria musical, ésta inicia en 1976 con el proyecto de krautrock de inclinación pop llamado Dusenberg, de la mano de otros dos talentosos artistas y amigos de la infancia, Harry Gutowski y Wolfgang Schleiter. Luego se embarca en una robusta y prolífera trayectoria como solista generando distintos éxitos en las listas de popularidad alemanas, donde sería de los personajes sustanciales para levantar la escena del Neue Deutsche Welle en los años 80 y hasta la actualidad. En especial del año 1998 donde daría un giro de 180°, radical e innovador, con el proverbial Bayreuth Eins.

Joachim Witt und Bayreuth Eins

A la llegada del año 1998, después de algunos años ausente de la escena musical, Joachim Witt sorprende a sus seguidores y a los críticos de música especializados con la presentación del industrial, regio y sincero Bayreuth Eins, en el cual a lo largo de sus 11 temas el artista nos enseña, fundamenta y justifica este novedoso Capitulo 1 dentro de la carrera del solista.

Los tres primeros temas con los que abre el álbum son Das Jüngste Gericht, Das Geht Tief y Träume, die Kein Wind Verweht. El primero nace entre un enérgico beat, guitarras mesuradas y la cavernosa voz de Joachim que emerge para narrar: “Ciego y sordo, nacido para morir / El viento se precipita a través del follaje moderno / Enfermo de amor, perdido en la esperanza”; mientras que el segundo tema continúa con esta oscura mecánica sonora industrial que se destaca en los sintetizadores y el rasgueo de las guitarras, las cuales resaltan de manera exagerada en su producción videográfica que tuvo como sencillo. Entretanto, la tercera canción resulta aplastante y nos envuelve en la capa bermellón de Witt para llevarnos directo a la sonoridad del álbum, pero que aún no demuestra su sublimidad aunque sí nos muestra la concepción del artista a la llegada del nuevo milenio al cantar: “Tormenta de acero como si estuviera hecha de hierro / Me hace temblar y temblar / Como la conflagración del milenio”. Estas tres piezas dan el introito del Bayreuth Eins y denotan la conversión del artista al Neue Deutsche Härte.

Aquí es donde el álbum toma otra vertiente sin apartarse del sonido umbrío. Se plasma la compunción sustancial-lirica del Capítulo 1, ya que el disco prosigue con el hermoso tema Die Flut, que hizo en colaboración con su paisano el legendario Peter Heppner vocalista de Wolfsheim y que también fue motivo para plasmarlo en video; asimismo el mencionado tema tiene un halo de misticismo ya que hace alusión al famoso diluvio bíblico y provoca en el oyente imaginar un paisaje casi apocalíptico con la esperanza de un mañana mejor. Después pasamos a la luctuosa-postrada Wintermärz, puesto que esta melodía es lenta no nos saca del aura del disco; describe el sentimiento de la pérdida de alguien y los recuerdos que el viento se lleva recitados por Joachim: “Pero la luz de la luna no es sólo en el valle / También enjuga mis lágrimas. / Y siempre envía los rayos / De mi para ti en la casa de las estrellas / Marcha de invierno”. Estos dos temas vuelven a revelar una faceta nueva de Witt, que no había salido a la luz, con la combinación de letras poéticas y música particularmente sensible.

En este momento el LP se refresca en su totalidad para empezar a moverse en sonidos más abiertos al techno y así abrir otra faceta del renovado Joachim Witt, pues suena el tema Treibjagd, que sigue con la línea nocturna del disco que a pesar de ser fresca sigue resultando sombría; en su letra dice: “Cada grito es silencioso en el oscuro crepúsculo / La escarcha aguda transfigura la noche…”. Luego abre Traum, que prolonga musicalmente esta parte del proyecto ya que continúa con la línea de la pista anterior y que describe un mundo de almas errantes, de adicción a la tristeza, de vida y desconsuelo. Si bien con las pistas anteriores Witt nos sube con sonidos etéreos, con la sublime Morgenstern nos lleva a otra parte del álbum con los maravillosos teclados. Empleados en conjunto con el misticismo de la letra provocan un ligero escalofrió: “Rey de la oscuridad / Para siempre libre de la luz / Se mueve a la eternidad / Estrella de la mañana…”. Al finalizar ésta comienza Und… Ich Lauf, que también fue parte del conjunto de sencillos que se lanzaron en video. Su característico estribillo, los sintetizadores, la guitarra acústica, el silbido al viento y el acompañamiento femenino terminan por seducir al oyente con la música del artista.

Para entrar en la recta final del álbum escuchamos Liebe und Zorn, quizá el tema más potente, abrasador y furioso del Capítulo 1, Resalta por sus furibundas guitarras distorsionadas, el aparatoso sintetizador, su excitada batería y su apasionada letra junto con la voz de Witt gritando al aire “Amor y odio” en repetidas ocasiones a lo largo de la canción. El LP cierra con el lóbrego aullido de la noche a la luna, con su luz que alumbra todo lo que toca, a los pensamientos perdidos y a Venus, que persigue su promesa a través del tiempo: Venusmond, el final perfecto para este capítulo sonoro, con el cual Joachim Witt vuelve a recalcar que ya no es ni será el mismo de antes…

Los elementos del Capítulo 1…

El disco en su totalidad fue producido por Joachim Witt con el apoyo de su paisano el recién fallecido José AlvarezBrill y el suizo Kurt Maloo, con los cuales también arregló todas las piezas del álbum. La batería estuvo a cargo de Achim Färber y Martin Langer, la masterización corrió por cuenta del rumano Radu Marinescu, mientras que la mezcla del LP estuvo en manos de Júrgen Jansen, y como cereza en el pastel el soporte vocal femenino fue de la bella Nadja Saeger. Es importante la mención de estos personajes para el entendimiento del sonido adquirido por Witt en el Bayreuth Eins, ya que algunos de éstos están involucrados en proyectos como Project Pitchfork, Cassandra Complex o Automat, sólo por mencionar los más sobresalientes.

La emblemática portada nos muestra al artista en medio de la nada con vestimenta negra entreocultándose en el borde del perímetro de la fotografía halando con fuerza una capa color bermellón con su mano izquierda. Esto parece representar al artista vestido con elegante luto manipulando los sentimientos del corazón, la pasión, el deseo y el dolor. También resalta una estrella igual bermellón entre el nombre del artista y el título del álbum, que bien representa los mismos símbolos descritos y que dicha estrella fue llevada en los dos siguientes álbumes, Bayreuth 2 y Bayreuth 3.

Witt, como tributo a uno de sus artistas más grandes, bautizó al título del álbum como una alusión al genial Richard Wagner, puesto que Bayreuth es la ciudad en la que en 1871 la familia Wagner decidió instalarse, hacer un teatro, un festival e incluso una revista.

El desenlace…

La obra es ecléctica sin perder estilísticamente coherencia sonora. No es una obra industrial al 100 %, ni tampoco demuestra un nacionalismo ciego, tampoco hace una crítica ordinaria al sistema, no es misógino ni agresivo, no abusa del uso de las guitarras (como sus coetáneos), al contrario las utiliza como elemento de equilibrio junto con los sintetizadores, la batería, la voz y la personalidad de Joachim Witt. El álbum es elegante, bailable para el colectivo subterráneo, profundo, intenso, poético, consistente y sublime, es la narrativa pictórica-sonora del mejor intento de un artista que se renueva con gloria en una obra que junta parte de su larga experiencia produciendo éxitos, pero que en esta ocasión los mezcla, une y potencia a otro nivel auditivo con la incursión del artista al techno y con cierto guiño al rock industrial que sólo los emplea como peldaños de evolución del inicio y fin de una era musical, lo que resulta en una apocalíptica, sombría y mística valquiria moderna de patetismo artístico en el cierre de la caótica última década del siglo pasado.

Te dejo el enlace del disco acá abajo junto con los enlaces a sus redes oficiales.

http://joachimwitt.de/

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Alejandro Martin del Campo Glez.

Nación Alternativa bandas nacionales en movimiento.

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