La noche que conocí a Damien Rice. (parte 2)
Por Guillón Rosas:
Mientras él buscaba amablemente su encendedor yo permanecí estático, como ya mencioné, pues, ¿cuántas oportunidades tienes en la vida para conocer a uno de tus artistas favoritos? en ese momento en el año 2009 no era uno de varios, era simplemente mi favorito, lo conocí sin premura ni predisposición, yo le agradecí tanto por acceder a prestarme su encendedor como por lo gratificante que fue el presenciar su concierto.
Es increíble cómo puedes tener toda la experiencia del universo y, aun así, cuando se trata de arte y pasión siempre hay nervios encontrados, y precisamente su primera reacción fue preguntarme “¿qué tal te pareció?”. Encendí mi cigarro y respondí sin premura que me pareció genial, y agregué lo impresionante que es para mí su capacidad como artista para reflejar sus emociones a través de su música con tanta pasión.
Hoy en día, algunas veces cuando se presta la ocasión, yo también he preguntado después de un espectáculo sobre la opinión de ciertas personas en mi público y amigos de alta confianza, y no necesariamente por su aprobación por perfeccionismo. En ese momento Damien encontró su encendedor y me lo dio mientras respondió, “¿qué otra forma hay de hacer arte?“, cosa que me hizo darme cuenta de que esta no sería una charla común; “yo respondí que ninguna”.
Le dije que eso y su música eran los motivos por los cuales me consideraba un fan, a lo cual respondió “¿a qué te dedicas?”, yo, que en ese momento, era un estudiante de Actuaria que tocaba en una banda de rock, y se rio, pues me dijo “eso explica el cabello y la cadena” y adicionó que estaba sorprendido por que fuera su fan derivado mi apariencia.
Él sacó un cigarro y lo encendió, me preguntó “¿qué instrumento tocas?”, y le dije que la guitarra y que, aunque mi banda era de rock, solía componer muchas piezas o baladas en acústico, sin embargo, aún no lograba colocar tanta pasión como observaba en él, en su arte y su composición.
Damien me dijo que no me preocupara por ser como él o por tener su misma forma de expresión, que cada artista generaba la mejor versión de sí mismo y su arte, todo esto sólo buscando dentro de sí mismos, librando aquellos complejos no nos permiten “dejarnos llevar”, cosa que hoy entiendo como aquellos pensamientos que se atraviesan durante la actuación o creación de una pieza (inseguridad, rigidez, miedo y otros más), mismos pensamientos y emociones que al igual que en una meditación interrumpen “la conexión”.
Me comentó que era claro que ya contaba con esa apreciación por la forma en que yo hablaba de la música y el arte, y de cierta manera coincido, pues creo que la música que nos gusta legítimamente, independientemente del género, es seleccionada por cada individuo porque nos hace sentir algo, nos transmite, y sea lo que sea que nos haga sentir nos refleja en algún sentido a una parte de nosotros, qué tan fuerte la percibes es tu propia pasión.
Le pedí una fotografía, y me respondió que no era algo que soliera hacer, entonces le comenté bromeando “¿qué tal un autógrafo?”, y nuevamente lo negó, pero explicando que él no buscaba ser un artista reconocido por su persona física, sino más bien por su música, además, que esto era una charla de amigos.
Ésta ha sido una de las lecciones más grandes en mi vida, pues alguien que admiro tanto estaba quitándose toda su fama para sentarse a mi lado filosofando en general y compartiendo su humildad y consejos, cosa que en vez de hacerlo más común lo convirtió para mí en un verdadero ejemplo.
Adicionalmente, mientras hablaba con él, como ya mencioné en la primera parte de la publicación, yo estaba esperando a mi hermano, quien mientras sucedía esta charla se encontraba camino al Auditorio; en esa espera se nos acercó quien me pareció su agente o representante legal, le dijo a Damien que a unos metros de nosotros estaban todos listos para retirarse al Hotel donde se hospedaban, Damien le comento que estábamos esperando a mi hermano y además que aún nos quedaban cigarros, por lo que no esperaran ansiosos y nos dieran un momento más.
Por otro lado, al llegar, mi hermano también empezó a solicitar mi atención desde su carro para retirarnos a casa, pues él no sabía que era Damien Rice con quien estaba hablando, insistía e insistía con el claxon hasta que mi acompañante fue a explicarle la situación. Mi hermano no se lo creía, estábamos sentados simplemente en la banqueta platicando y fumando.
El resto de la charla osciló entre canciones, sus historias y nuestras inspiraciones. Me platicó cómo le venían las ideas en la composición, cómo podía sentir una emoción y explorarla dentro de sí mismo, en algunas otras ocasiones coincidíamos en que venían primero las tonadas y melodías, a las cuales posteriormente ligabamos palabras encontradas en alguna anécdota del pasado.
Aprendí de esta charla que un buen artista no solamente está dedicado a perfeccionar su técnica dentro del arte, sino la de su propia esencia, que la mejor forma de crecer es también en consciencia, para poder expresarse claramente y de manera sincerada, para quitarse las ataduras mencionadas arriba (inseguridad, rigidez, miedo y otras más) y así “permitirse expresarse” libremente.
Agradezco mucho a la vida por la existencia de artistas que se interesan más allá de la fama por mantener su humildad, aquellos que saben romper sus barreras y complejos para celebrar, compartir y disfrutar la creación del arte sin subirse a un trono llamado ego.
“We might kiss when we are alone
Delicate – Damien Rice
When nobody’s watching
We might take it home
We might make out when nobody’s there
It’s not that we’re scared
It’s just that it’s delicate”
Aquí encuentras la primer parte:
y un intermedio