Las secuelas del posmodernismo en la poesía

Por Yessika María Rengifo Castillo:

En el mundo moderno, la libertad es lo contrario de la realidad; pero es sin embargo su ideal.

Gilbert Keith Chesterton[1]

Para nadie es un secreto que el posmodernismo son las secuelas de unos escritores exhaustos del modernismo en una búsqueda continua de expresiones y contenidos nuevos mirando a su alrededor y no tan lejos del continente. En los primeros treinta años del siglo XX hay una realidad llena de sucesos que fomentaron y fortalecieron los procesos sociales, culturales, económicos y políticos, destacando avances tecnológicos, industriales, nuevas teorías filosóficas y conflictos políticos que desencadenaron dos grandes guerras mundiales, sin olvidar el cine como una estrategia que refleja el sentir y pensar de los sujetos en la sociedad.

Este argumento corresponde muy bien con lo que generó una crisis en los seres humanos y en un artista bastante peculiar que no había antes, un artista caracterizado por la bohemia, huyendo de la vida real y refugiándose en un abismo del que emerge una poesía hermética, es decir, sombría, confusa, donde el nihilismo o la desesperación ante la vida es la realidad. Entonces, la poesía se posiciona desde un cambio total contra lo tradicional, surgiendo así una expresión complicada sin miedo a lo deforme en la que lo “feo” tiene valor.

Esto indica que antiguamente sólo lo bello era la poesía. No olvidemos que los escritores hispanoamericanos, quienes siempre estuvieron abiertos a las influencias europeas, conocen las nuevas líneas de la poesía incoherente y misteriosa, permeada por la sensibilidad y total libertad de forma en el vanguardismo que se mantiene a través de:

El futurismo: salto revolucionario hacia el futuro que expresa la belleza de la vida moderna sin cánones y rebelándose contra la regla literaria tradicional. Se originó en Italia.  

El ultraísmo: uso de la metáfora con ausencia del sentimentalismo. Se desarrolló en España.

El surrealismo: expresión de los contenidos que surgen durante el sueño, captados por el poeta sin control de la razón. En Francia es iniciado por André Breton.

El creacionismo: caracterizado por expresar la belleza en donde el artista es creador de la vida, de los seres y el planeta. Su iniciador es Marinetti.

El cubismo: expresión abstracta de la realidad, fundada por Guillermo Apollinaire en Francia.

El dadaísmo: movimiento establecido por el rumano Tristan Tzara que encabeza la destrucción en poemas sarcásticos, locos, sin disciplina.

No es una casualidad que en Colombia el posmodernismo se estableciera desde la influencia de los movimientos vanguardistas europeos, adoptando todos los temas que pueden convertirse en un motivo poético, un motivo que puede ser acompañado por la realidad del momento, que es la poesía como medio de liberación de la angustia del hombre. Además, el lenguaje irónico y el uso del humor son sinónimos del uso libre de la rima. Allí la bohemia imprime un peculiar sello de actividades abiertas, rebeldes e innovadoras en los campos del arte, radicando su importancia en la apertura de la literatura contemporánea.

Adviértase que, a pesar de todo, en Colombia algunos poetas recibieron el influjo de estas innovaciones de vanguardia del posmodernismo, pero hay algunos que no se desprendieron totalmente del modernismo:

Luis Carlos López (1883-1950): Conocido como el Tuerto López se caracterizó por ser el poeta de la gracia y la simpatía costeña, siendo un completo innovador introduciendo en los temas poéticos todos los aspectos de la vida cotidiana desde el humor. A continuación se presenta un poema con las características mencionadas anteriormente:

Muchachas de provincia

Muchachas solteronas de provincia
que los años hilvanan
leyendo folletines
y atisbando en balcones y ventanas…
Muchachas de provincia
las de aguja y dedal, que no hacen nada,
sino tomar de noche
café con leche y dulce de papaya…
Muchachas de provincia,
que salen —si es que salen de la casa—
muy temprano a la iglesia,
con un andar doméstico de gansas…
Pobres muchachas, pobres
muchachas tan inútiles y castas,
que hacen decir al Diablo,
con los brazos en cruz: «¡Pobres Muchachas!»

Rafael Maya (1897-1980): Fue un estudioso de la literatura y su producción poética lo convirtió en un referente de las letras en Colombia. Es importante señalar que el poema de La Rosa Mecánica evidencia los ruidos que comunican con la actividad de la maquinaria moderna. Un ejemplo de esto es el siguiente fragmento:

Los ruidos

Con fatal armadura latiente,
con un casco de plumas silbantes…
y colgando de la áspera frente
cascabeles de hierro sonantes,
aquí estamos con caja batiente
y al compás de los palos contantes
de ásperos ruidos andantes.
Hijos de este tiempo
—Rayo, sangre y fuego—
somos el cerebro
del hombre moderno,
ese animal nuevo
que, en saltos de vértigo,
rompe todo el cielo,
y le aplica al viento
espuelas de hierro.

Porfirio Barba Jacob (1883-1942): Fue un poeta colombiano brillante. Sus poemas fueron idolatrados hasta el cansancio, y con el trascurrir del tiempo sus críticos literarios han ido depurando la imagen del “eterno exiliado”, como él mismo se llamó. Viajó por distintos países latinoamericanos buscando empleo y una patria que lo protegiera. Al igual que el escritor José María Vargas Vila, Miguel Ángel Osorio o Porfirio Barba Jacob que fue su nombre artístico, sufrió el desprecio de la sociedad que juzgó sus comportamientos “amorales”, y lo obligó a salir del país en busca de horizontes menos falsos. Quizás el defecto más evidente de Barba Jacob fue que contestó a esa sociedad de doble moral con la misma moneda: vanidad, exceso en las palabras y, en definitiva, hipocresía. Uno de los poemas que evidencia eso es:

Un hombre

Los que no habéis llevado en el corazón el túmulo de un dios
ni en las manos la sangre de un homicidio;
los que no comprendéis el horror de la conciencia ante el universo;
los que no sentís el gusano de una cobardía
que os roe sin cesar las raíces del ser (…)
Los que no habéis logrado ni siquiera ser mendigos,
hacer el pan y el lecho con vuestras propias manos
en los tugurios del abandono y la miseria…
Los que no habéis gemido de horror y pavor,
como entre duras barras, en los brazos férreos
de una pasión inicua
mientras se quema el alma en fulgor iracundo,
muda, lúgubre,
vaso de oprobio y lámpara de sacrificio universal,
¡vosotros no podéis comprender el sentido doloroso
de esta palabra!: ¡Un hombre!

El canto es el mismo, leer las grandes voces del posmodernismo como estrategias para comprender el accionar de los sujetos en Colombia y el mundo en los sectores socioculturales o, en palabras del filósofo francés Jean-François Lyotard, considerado uno de los mentores de la llamada posmodernidad, “El posmodernismo es acostumbrarse a pensar sin moldes ni criterios»; es decir que el posmodernismo en la poesía son himnos de ver y sentir el camino de los seres humanos.

Referencias bibliográficas

ALTAMAR, Antonio. Evolución en la novela en Colombia. Bogotá: Editorial Instituto Caro y Cuervo, 1957.

Villabona de Rodríguez, Cecilia. Español sin fronteras. Vol. 8. Bogotá: Voluntad, 1986.


[1] Fue un escritor y periodista británico católico de inicios del siglo XX. Cultivó, entre otros géneros, el ensayo, la narración, la biografía, la lírica, el periodismo y el libro de viajes. Se han referido a él como el “príncipe de las paradojas”.

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