Lisa Gerrard, hada terrenal
Por Andrea Caballero:
La belleza nos visita en diversas formas, desde lo que consideramos celestial hasta lo que verdaderamente lo es. Se nos presentan diosas y dioses, demonios, íncubos, súcubos, hadas y todo tipo de seres a los que nuestros miedos y deseos sucumben hasta ser nosotros sus títeres.
Pero existe un ente, algo tan maravilloso que bien puede dominar todo aquello que flota por el mundo: esa es la música y a veces, sólo a veces, sus creadores. Entre estos contados casos nos topamos con la divina, etérea y casi irreal Lisa Gerrard.
Es una de esas personas que, sin importar cómo la hayas conocido, va a llamar tu atención, como si su único propósito en la vida fuera encantar o embrujar gente a cada paso que da. Si has tenido la fortuna de escuchar todo aquello que sale de su garganta sabrás a lo que me refiero. Ella no sólo posee una voz espectacular, que bien podría ser la protagonista de nuestra más surreal visión, sino que la forma en que acaricia las letras les da sentido y casi las dota de vida; es ciertamente una característica que pocos cantantes poseen, el impacto de esa voz es tal que casi de inmediato nos hace entrar en un ensueño propio de la más absoluta relajación y fantasía que podría desarrollarse en medio de un desierto o en el momento cúspide de una historia mitológica.
Esa voz siempre está acompañada de letras soberbias, muchas de ellas para la banda con la que se dio a conocer al mundo entero: Dead Can Dance. Que estén Brendan Perry, músico, intérprete y compositor inglés, y Gerrard, cantante australiana, significa una importante mezcla cultural y más aún si sumamos las experiencias y estímulos acumulados por cada uno de ellos en sus lugares de nacimiento y estudio. Gracias a esta unión hemos sido testigos y pasajeros de canciones como Rakim, Opium, Mephisto, Amnesia, etc.
Sometimes, I feel the ocean in my blood.
See the rain from the sky above
Her salt brined tears, and now
Those tears leave taste on my tongue
Like the warm rush you get from black opium
Por otro lado, ella ha sido la única artífice de melodías que serán testigos de la humanidad cuando ya no estemos, por ejemplo, The human game, Abwoon o la banda sonora de la película The Gladiator que la llevó a ser la primera mujer que ganó un Globo de Oro en esta categoría.
As we begin to unravel the veil
Letras de The human game.
Of our visions vivid and pale
We recoil with invisible bliss
Loosing there the claim to the comfort
Of deaths pre-designed
Questioned in vain
The soul remains
To tell its tale
Por último, pero no más importante, si cerramos los ojos y aún no sabemos quien porta esa voz de fantasía, esperamos una ninfa, alguna criatura que se encuentre entre la tierra y el cosmos, entre el ensueño y la realidad, y creo que nadie ha sido decepcionado ante la visión de Lisa Gerrard, es simplemente mítica. Podrías verla parada en la calle esperando a cruzar a la próxima esquina y sabrías que ella no encaja en la normalidad. Su presencia es regia, hechizante, algo te hace rendirte inmediatamente. Es alta, pálida como la luna a la que tanto canta, de expresión bondadosa, pero ciertamente sabía, con un par de ojos que parecen haber visto todo, y siempre ataviada con largos y ricos atuendos como si estuviese a punto de protagonizar una opera.
Lisa Gerrard es sin duda un pilar e ícono de la música underground y del mundo, poseedora de tantos matices como granos de arena tiene el mar. A cargo de su voz hemos visitado lugares de ensueño y también lugares de melancolía absoluta, dejándonos llevar y conociendo géneros musicales que quizá muchos no supimos nombrar en nuestro camino a ser amantes de la música, como el new age, medieval, gótico, ethereal wave, etc. Habremos de agradecerle por darnos un tour a través del mundo desde un cassette, por abrir nuestros ojos a aquello que creímos que no existía, y por seguir andando en este mundo para obsequiarnos sus joyas musicales.
Publicado por Lisa Gerrard en Miércoles, 27 de agosto de 2014