“Los tres filósofos”
Por Leonardo Páramo:
Artista: Giorgio Barbarelli da Castelfranco “Giorgione”
Obra: Los tres filósofos
Técnica: Óleo sobre Lienzo
Fecha: 1505-1509
Espacio: Museo de historia del arte, Viena
Los tres filósofos de Giorgione es una obra producida en el cinquecento, cuando el renacimiento se encontraba en su máximo esplendor. A propósito del arte renacentista del siglo XV, siglo en que la alquimia y el ocultismo eran el mayor tema de interés, los artistas “atraídos” por la nigromancia y ocultismo reflejaron inclinación en la pintura, como lo hizo: Piero di Cosimo, uno de los pintores llamados a Roma para decorar la capilla Sixtina, “las bóvedas de Steccata hechas por Parmigianino”, Por tanto Giorgione, pintor de la escuela veneciana y cuya obra prematura por su temprana muerte, encontró en el simbolismo alquímico y ocultista una manera circunspecta de reflejar su profuso talento.
Comenzando con uno de los elementos más interesantes que llaman la atención en la obra, encontramos a tres hombres que representan a los tres filósofos, o a los tres reyes magos asociados también con las tres edades del hombre. El primer hombre representado por la primera edad tiene una escuadra y un compás, que nos recuerda a los albañiles u arquitectos. En los textos apócrifos de Los hechos de Tomás, se narra una mística leyenda. Por conducto de Abban quien propuso a Tomás ser el arquitecto del rey Gondofares y construir un palacio, el más grande de todos -siendo financiado por el rey-, después de un tiempo el rey regreso y pregunto por el palacio, Tomás había respondido que solo muriendo podría verlo, porque está en el cielo. Siendo que Tomás de Didimo es conocido como patrón de los arquitectos.
Otro de los elementos que llama la atención es los pergaminos del hombre anciano, asociado con la ultima edad del hombre, en donde presumiblemente hay anotaciones de astronomía. Este elemento nos conduce a la sabiduría, el estudio y la luz. En su conjunto los tres hombres, desde el punto de vista simbólico, representan el viaje, es decir, la creencia de que el hombre nacía inacabado, daba la impresión de un trabajo incompleto, el primer viaje iniciático es el de la propia vida por su naturaleza, por lo tanto solo a través de un segundo viaje que se ve representado a través de una iniciación espiritual el hombre podría llegar a “completarse”, este viaje se ve representado por las tres edades del hombre. A propósito, en esta obra aparentemente se aprecia que solo se podrá llegar a la luz a través de la ciencia, la práctica de las virtudes, y la sensibilidad de contemplar su propio entorno.
En este último plano de la obra se aprecia a lo lejos un pueblo, y la pregunta fundamental sería: ¿solo apartados del entorno social se puede llegar a alcanzar la luz para poder completarse como hombre? Resulta interesante, y la respuesta con múltiples resultados crea el debate de lo que para algunos es la luz, la felicidad, el odio o el egoísmo, inclusive si lo que buscan algunos, es lo contrario de lo que buscan los otros, creando una “otredad”, representada por los 3 hombres asociada a las edades de la vida, estos puntos emocionales, completamente subjetivos no se pueden medir, siendo la casuística el imperativo entre ellos. ¿Qué sería si pudiéramos vernos desde fuera, escucharnos, vernos actuar? Este ciclo que a lo largo de la vida se desenvuelve hasta el proceso de la muerte, da cuenta de saber que la cultura y la sociedad ofrecen puntos de vista que se adoptan como creencias, pero lo que ofrece esta pieza de arte renacentista, es que la ciencia, el espíritu y el trabajo conducen hacia el progreso.