Primera persona del singular. Haruki Murakami o la ciencia ficción

Yo, como novelista, soy lo opuesto que tú, porque creo que lo más importante es aquello que no puede medirse. Respeto tu manera de pensar, pero la mayor parte de la vida de la gente consiste en cosas que son inconmensurables, e intentar convertirlas en algo medible es imposible.

Haruki Murakami[1]

Por Yessika María Rengifo Castillo:

De las voces que siguen cautivando al mundo de las letras en las dos últimas décadas es Haruki Murakami. Adviértase, pues, que es considerado como uno de los escritores fascinantes de la literatura japonesa, convirtiéndose su literatura en un fenómeno arrollador en ventas y traducciones en el mundo, lo que implica una crítica permanente frente a sus obras.

Una crítica en la que varios escritores determinan que el éxito de Murakami se establece desde la japonización de los temas occidentales a diferencia de otros autores connacionales que son elogiados en occidente, un ejemplo de esto es Yukio Mishima, que, al contrario de Murakami, occidentalizo temas propiamente japoneses (García Valero, 2015).

Frente a ese escenario, es prudente advertir que la literatura de Haruki Murakami ha sido elogiada con mayor ímpetu fuera de Japón, consagrándolo como un agente cultural contemporáneo del mismo, uno que no establece su atención en prácticas como flores de cerezo, exotismo de geisha, y ceremonias de té, entre otras. Todo esto obedece a la posición universal de su obra con mayor facilidad a través de los medios tecnológicos.

Recordemos que Japón es un país con una historia moderna atípica a diferencia de otras naciones del mundo; sin embargo, pudo superar esos dos siglos de atrasos socioculturales e imponerse como referente mundial frente a la tragedia de las bombas atómicas que dejó una gran pérdida humana. Es así como la literatura de Haruki Murakami se instaura desde el posmodernismo con un rechazo permanente al modernismo que inundó a Japón en esa búsqueda de transformar la realidad de los sujetos a través de la ciencia ficción.

En palabras de Lipovetsky:

Sociedad postmoderna: dicho de otro modo, cambio de rumbo histórico de los objetivos y modalidades de la socialización, actualmente bajo la égida de dispositivos abiertos y plurales, dicho de otro modo, el individualismo hedonista y personalizado se ha vuelto legítimo y ya no se encuentra oposición; dicho de otro modo, la era de la revolución, del escándalo, de la esperanza futurista, inseparable del modernismo, ha concluido (2000, pp. 8-9).

Lo anterior indica que el posmodernismo es una alternativa crítica y propositiva de asumir sectores políticos, económicos, sociales y culturales.

La literatura no es ajena a esos cambios y Murakami ofrece un juego entre lo real y lo fantástico en sus obras. Tal es el caso de su libro de relatos lanzado en el año 2021 Primera persona del singular, que narra ocho historias de amores de adolescencia en la nostalgia, jóvenes sorprendidos, crónicas sobre el jazz, un poeta apasionado por el béisbol, un mico que es masajista y un anciano que habla del círculo con varios centros. Los protagonistas y las escenas de este ansiado libro de relatos rompen los límites de lo real y la ciencia ficción, regresando, intacto, a los amores frustrados, la soledad, la adolescencia, los reencuentros y, especialmente, la memoria del amor porque afirma el narrador que “nadie podrá arrebatarnos el recuerdo de haber amado o de haber estado enamorados alguna vez en la vida” (p. 3).

Es un narrador en primera persona que, a veces, podría ser el propio Murakami. ¿Es entonces un libro de memorias, unos relatos con tintes autobiográficos o un volumen exclusivamente de ciencia ficción? El lector tendrá que decidir quién relata, Murakami o la ficción:

—¿Te molestaría que dijera el nombre de otro chico en el momento de correrme? —No —repliqué. Mi sencilla respuesta no venía avalada por ninguna experiencia anterior en semejante tipo de excentricidades, pero, mientras no se tratará más que de eso, pensé que podría tolerarlo. Al fin y al cabo, sería tan solo un nombre, una palabra. Y una palabra no tenía por qué cambiar nada de lo que, en principio, iba a suceder entre ella y yo. —Puede que —aclaró con cierta reticencia— no me limite solo a decirlo, sino que lo grite. —¿Estás de broma? —exclamé de inmediato, con disgusto. Mi apartamento se hallaba en un vetusto edificio de madera de paredes tan finas y endebles como papel de pergamino, de manera que todo lo que superara un irrisorio grado de volumen sonoro se oiría con perfecta y nítida claridad en el piso de al lado. —Bien, pues morderé una toalla cuando llegue el fatídico momento, ¿qué te parece? —propuso resuelta. Seleccioné la toalla más presentable y en mejor estado del cuarto de baño y la dejé junto a la almohada. —¿Servirá? —pregunté. Ella tomó la toalla y la mordió varias veces con concienzuda fruición, cual yegua que cierra sus quijadas sobre el bocado. Asintió con la cabeza en claro gesto de aprobación. Un fortuito encadenamiento de hechos nos había llevado a aquella pintoresca situación, en la que ambos desnudos en la cama comprobábamos la validez de determinada toalla cuya función era ahogar un grito orgásmico. Por mi parte, no había nada premeditado, como tampoco creo que lo hubiera por parte de ella. Llevábamos medio mes trabajando juntos aquel invierno en un restaurante italiano de poca monta en Yotsuya, pero en puestos algo separados —yo fregando platos o como ayudante de cocina, según fuera menester, y ella como camarera— y apenas habíamos tenido la oportunidad de charlar con cierto sosiego. Ella era la única allí que no compaginaba el empleo a tiempo parcial con los estudios universitarios, y tal vez por esa razón era, entre todos los empleados, quien se tomaba las cosas con más tranquilidad e indolencia (p.6)

Finalmente, ese juego de la ciencia ficción y Haruki Murakami son esas escenografías irreconocibles, causando realidades alternas que en un principio son lejanas, pero en un campo tan amplio como la literatura que usa las fabulas, las alegorías o las utopías, es posible crear mundos, universos de una imaginación, creación, e ingenio fantástico, al que acuden los escritores para narrar o declamar hechos.  

El problema sigue siendo quién nos habla: ¿Haruki Murakami o la ciencia ficción? ¡Lo descubriremos! ¡Leámoslo!


Referencias bibliográficas

García Valero, B. La magia cuántica de Haruki Murakami: Las novelas del autor y la ciencia: ficción, era digital y física cuántica. Madrid: Editorial Verbum, S. L., 2015.
Lipovetsky, Gilles. La era del vacío: Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Barcelona: Editorial Anagrama, 2000.
Murakami, H. PRIMERA PERSONA DEL SINGULAR. Colecciones andanzas. Editores: TUSQUETS, 2021.

Cibergrafìa

Imagen tomada de https://www.valledeelda.com/blogs/el-libro-de-la-semana/38789-primera-persona-del-singular-de-haruki-murakami.html


[1] Escritor y novelista japonés, autor de novelas, relatos y ensayos. Sus libros han generado críticas positivas y obtenido numerosos premios, incluidos el Franz Kafka (2006), el Mundial de Fantasía (2006), el Jerusalén (2009) y el Hans Christian Andersen de Literatura (2016). Traducida a cincuenta idiomas y a veces criticada por el establishment literario japonés como no japonesa, su obra está influida por el surrealismo y se centra en temas como la soledad y la alienación. Es considerado una figura importante en la literatura posmoderna. The Guardian ha situado a Murakami «entre los mayores novelistas de la actualidad». Ha sido considerado candidato​al Premio Nobel de Literatura en repetidas ocasiones, sin que hasta el momento haya obtenido el galardón.

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