Si stalkean, cuiden que no se les vaya un like
Por Juana Mezcales:
A través de los años va cambiando la forma en que nos comunicamos, cada vez es más accesible estar conectado con lugares muy diferentes; sin embargo, esto me remonta a esos días en los que te regañaban por estar usando el teléfono por horas, en los que tenías que esperar a llegar a tu casa para poder hablar con tu amiguito, que estaba fuera, y su mamá te decía que esperaras tantito porque no sabía dónde andaba.
La obtención de información en esos días era más tangible y, por lo tanto, te sabía mejor, porque te había costado trabajo encontrarla o habías pasado tiempo buscándola y, al fin, era tuya; era ese chisme jugoso y calientito que había salido de una libreta rayoneada de alguien que a la mejor ni era de tu salón, pero que sabías que era de la escuela por los nombres o descripciones que llegabas a asociar.
Esa libreta rayada, que pasaba de mano en mano para contarte lo que se decía sobre los demás, fue, desde mi punto de vista, la primera «red social». Si lo analizamos un poco, vemos, por ejemplo, que estaban los que se odiaban y los que se gustaban mientras sacaban información de quién más estaba interesado en “ese alguien”.
Conforme vamos creciendo y adentrándonos en los años, la tecnología se aprovecha de esto por la necesidad de saber qué es lo que hacen tus ex-compañeros, a quienes ya ni frecuentas y, es más, ya ni les hablas. Sigues con ese, ¿morbo? Tal vez se le podría llamar así; es ese morbo de saber qué es lo que dejaron de hacer, si bajaron o subieron de peso, qué es lo que están haciendo en ese momento.
Aparte del chismografo, esto mismo aplica para la música. No nos vayamos tan lejos; al principio de los 2000, luego de ir a los “toquines” de las bandas de los amiguitos y si te gustó lo que habías escuchado, podías ir al Myspace de ellos para escuchar su nuevo material, entrabas a su perfil y te sobresaltabas porque tenían activado el reproductor automático, así quien ingresara podía escuchar sus canciones de fondo. Creo que sigue activo, pero, si tienen duda, entren a revisar y cuéntenme.
Hoy en día, con tan sólo poner algo en un buscador, te salen miles de coincidencias. Todo se encuentra en plataformas que se han acoplado a las necesidades de la gente que quiere ser vista o escuchada. No sé si sea bueno o malo el hecho de estar tan expuesto en cuanto a los gustos que tienes, a lo que consumes. Es esa necesidad humana de demostrar o pretender.
En este momento, las búsquedas y los descubrimientos desafortunadamente han perdido ese factor sorpresa y triunfal que te daba el encontrarte con una nueva banda o, en este caso, el enterarte de un chisme sin sentido ni beneficio en la mayoría de las ocasiones, pero chisme al fin de cuentas. Hay redes como en un principio lo fueron Hi5 y MySpace, pasando por la época oscura del Metroflog y Fotolog, para llegar al reinado del Twitter, Facebook e Instagram, donde nada parece real porque puedes ser lo que se te antoje, traduciéndose esto en pretensión para llamar la atención y obtener esa aprobación de desconocidos.
Esto no es un discurso de odio o de coacción a la desconexión, si no, no estaríamos aquí. Es simplemente una opinión: las redes deben tratarse como lo que son, un extra en nuestras vidas, no como una parte más de nosotros, y hay que saber llevar el sano balance entre lo que vivimos y lo que somos.