Spider-man: No way Home. Reseña
Por Jesús Cárdenas:
Cada generación tiene una película que marca un antes y un después. Pero dejen me explico un poco más: me refiero a blockbusters que rompieron taquilla de manera sin precedentes volviéndose fenómenos culturales dignos de recordar por los años de los siglos. Un par de ejemplos son: Star-Wars, que no se esperaba mucho, pero que en un solo día tenía a personas haciendo enormes filas sólo para verla; Avatar, que duró meses en taquilla, colocándose como la película más taquillera de la historia; o, en años más recientes, Avengers: Endgame, de la cual no creo que deba hablar mucho. El día de hoy la película que nos cita es: Spider-man: No way Home.
Por sí mismo, el Hombre Araña es un personaje ya bastante grande. Cautivó a conocidos y a extraños desde su primera aparición en el Amazing Fantasy No. 15 por allá de los 60, a pesar de que su escritor declara que sólo estaba “probando límites”. Y ya todos saben mucha de la historia: películas taquilleras, su muerte en los cómics, un reboot, que si Sony se junta con Marvel para tenerlo con los vengadores, otro reboot, bla, bla, bla.
Pero no nos adelantemos y pongámonos en contexto. En 2019 inició la pandemia mundial que, a dos años de su inicio, no ha acabado, y todo el mundo se para, el mercado se detiene y los cines, cierran. Hubo algunas rachas en que parecía que todo volvía a la normalidad, teníamos un par de películas que pasaban sin pena ni gloria, alguna otra como Kimetsu no Yaiba: Mungen Train o Rapidos y Furiosos que resaltaba en la taquilla local y mundial; Dune, que pudo marcar el regreso de la gente a cines, no gustó tanto. Entre idas y vueltas algunas producciones comenzaron o se reanudaron en medio de esta época tan rara. Una de ellas fue No Way Home.
Los seguidores de Marvel venían de una serie de decepciones por parte del estudio sobre el tema del multiverso en la segunda película del trepamuros; en WandaVision todos estaban ansiosos por ver un poco de eso, ya que de cierta se les había confirmado con el título de la secuela de Dr. Strange, Dr. Strange and the multiverse of madness.
Mientras se rodaba la tercera entrega de nuestro amigable vecino, empezaron los rumores; que si sí, que si no, filtraciones por aquí, por allá; no había seguridad de nada. Hasta el estreno de Venom: Let There Be Carnage y la escena postcréditos, que habla por sí sola, Venom se ha vuelto parte del MCU. Créanme, este filme fue una locura. Estuve trabajando en un cine durante esa época y la gente hacía filas enormes. Y unos cuantos días después llega a nosotros el teaser trailer de No Way Home, el cual trae de vuelta a Alfred Molina como el Dr. Otto Octavius. El hype subió a lo alto.
Y más o menos un mes después se liberó otro tráiler, ahora con Willem Dafoe y Jamie Foxx retomando a los villanos que alguna vez interpretaron; detalles más, detalles menos, pero aún no había rastro de los otros dos actores que habían interpretado al Hombre Araña, por lo que la gente sólo se volvía cada vez más loca. Se anunció el día de la preventa de los boletos.
Aquí voy a hacer un paréntesis: hace unos días hablaba con alguien y me comentó algo como “Me impresiona que haya más violencia por esta película que por el Joker”. Su argumento se basa en que los valores de ambos personajes son contrarios, dichos disturbios iban más con el villano de Batman, y creo que tiene razón. Incluso nos burlamos de que las autoridades estaban preocupadas por el mensaje de la película, cuando lo más peligroso en realidad era imitar el baile de Joaquín Phoenix en las escaleras.
Volviendo a Spider-man, llegó la fecha de la venta de boletos; paginas caídas, gente formada desde antes de que los cines abrieran, reventas de boletos, incluso por parte del personal del cine, y más importante aún: golpes. No saben lo incomodo que me sentí al ver a una persona casi destruirle la nariz a otra porque se le metió en la fila. Y mira sí que molesta, pero no lo justifica. Esta locura fácil duró dos días.
Ahora bien, si durante este tiempo no hubo un estreno importante o que marcara una diferencia tan grande, es impresionante y preocupante lo que pasó ese día, y lo que puede pasar si no complacen a los fans.
Aún más impresionante es el marketing que tiene esta película. ¿Se imaginan cuánta publicidad se está ahorrando el estudio? Videos en YouTube, tendencia en Twitter, fanmades en Instagram, memes en Facebook, incluso antes de que los estudios involucrados hicieran un solo movimiento. Por muy fan que soy, de verdad ya estoy un poco cansado del tema. Aun así, la vi en el estreno y aquí va mi reseña de todo este bodrio.
La película no es buena, pero tampoco es mala. En lo que se refiere a expectativas, las cumple y con amplio margen; tenemos a nuestros tres Spider-man en escenas interesantes como la del laboratorio, balanceándose en la estatua de la libertad, e incluso ayudando a que la versión de Tom Holland cese su odio. Las personalidades e incluso las animaciones columpiándose son muy apegadas a lo visto en sagas pasadas. Todo bien ahí. Pegan en la nostalgia con frases y menciones a lo que vivieron los personajes, que a muchos quizá les llegó.
Por otra parte, los villanos, de los cinco que vimos, sólo destacan tres: Electro, Green Goblin y Doc. Oc., no sólo porque son los que más tiempo en pantalla tienen, sino también por el peso que les ponen dentro de la historia, y para nada de sus arcos en historias pasadas; Electro, por su parte, además del carisma de Jamie Foxx, se siente que de verdad tiene material de villano; Norman, siendo un maldito como siempre, se lleva incluso gran parte del guion en los hombros, y Otto Octavius, no, no, no… el héroe definitivo de esta historia, siendo incluso un parteaguas en la batalla final, mi favorito por mucho.
Pero hablemos de la historia. Se plantea bien, tenemos el conflicto de Peter después de que su identidad fuera revelada; vemos las consecuencias personales que esto tiene y cómo la situación lo sobrepasa y recurre a lo que él cree mejor por muy extremo que pueda ser. Todo el primer tercio de la película, bien. Cuando llegamos a lo del hechizo y la captura de villanos, todo se siente que avanza, vamos por buen camino, pero es cuando May encuentra a Norman Osborn que siento que todo se empieza tambalear, pues ella convence a Peter de no devolver a los villanos a su realidad, sino rehabilitarlos. Sí, Spider-man da segundas oportunidades y esta interpretación no es la excepción, y ésa no es mi queja, sino que aquí siento que meten el acelerador y empiezan a forzar el motor.
Hasta este momento cada villano ha tenido su aparición y se ha planteado de cierta manera que son los mismos que alguna vez vimos. Peter, con un poco de ayuda del difunto Stark —cosa que no es mala—, empieza a ayudar uno a uno, y es aquí donde tenemos mi escena favorita, cuando el sentido arácnido empieza a sentir peligro y ni el espectador, ni la cámara, ni nadie sabe a dónde mirar más que a Peter. Y la resolución de ésta es una pelea entre Spider-man y el Duende Verde que no deja a nadie respirar.
Aquí viene mi conflicto, y donde me parece que parte de lo planteado siento yo que se desploma: personajes que ya se habían puesto a favor de Peter se van y parece sólo una excusa que no dura del todo para tener a los 6 siniestros.
A partir de aquí no nos dejan detenernos, vamos de aquí a allá; que si Spider-man está triste, que aparecen Andrew y Tobey, que escena tipo Into The Spider-verse, pasamos al laboratorio y de repente a la batalla final. Todo esto es cuando pienso que me están cumpliendo, pero por alguna razón no los estoy disfrutando.
La batalla final es divertida a más no poder, eso sí. Tiene momento en que te dejan sin aliento y cuando ves al dream team es un momento que a viejos y extraños se les queda en la cabeza. Ver a héroes y villanos hacer las paces es enternecedor, y la megamadriza que le mete Tom a Dafoe duele, ahí si logras conectar con toda la ira que tiene el personaje, pero te hace llorar cuando Tobey se mete a detenerlo, apelando a la nostalgia.
Y el final de la película, bro… Nos resetean todo, nos dan un final agridulce donde nos muestran todo lo que el personaje ha aprendido, no por haber convivido con los otros dos, sino por los sacrificios que ha hecho antes, desde Civil War hasta Far From Home. Nos habían dado la mejor amalgama de versiones de los cómics, y ahora se perfilan para darnos la posible mejor interpretación del personaje. Y el nuevo traje, ya quiero ver ese estilo Ditko-Romita en la siguiente película.
En general creo que fue una película muy alimentada por el hype, que, de nuevo, cumple, y nos deja felices —that’s what she said—, pero tampoco es la mejor película de esta primera trilogía a cargo de Marvel Studios. Ese lugar a mi gusto se lo lleva la entrega anterior.
Sólo para terminar, lo que más me enoja es que nos traen a Eddie Brock para que al final sólo se quede una pequeña parte de Venom en este universo cinematográfico. No me hagan eso, por favor; déjenme a ése ahí, no porque quiera verlos pelear, quiero a Tom Hardy y a Holland juntos, si por eso no he visto Locke.