SUEÑOS DE CRISTAL

Por Andrea Caballero:

La música es catarsis y compañera, a veces es la única capaz de entender y darle forma a todas las experiencias que dan forma a nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello o nos neguemos a aceptarlo. 

De repente se cruzan en nuestro camino bandas, cantantes, canciones, letras y melodías que no comprendemos totalmente, que en ese momento no tocan nuestra alma o a las que que simplemente no les concedemos el tiempo suficiente para apreciarlas, sea ya por falta de tiempo o de interés o simplemente no las consideramos suficientemente buenas, o creemos que son parte del stock que la industria musical ha calculado cuidadosamente para transmitir emociones programadas casi como ecuaciones para todos los espectadores, incluso para el público más underground. Esto último se refiere a mi experiencia con la ya hoy icono del electro clash/glitch/synth pop Alice Glass, quien comenzó a forjar su camino en la escena musical hace unos 18 años con su banda punk Fetus Fatale, para luego “conocer Ethan Kath” (cuyo nombre real es Cluaudio Palmieri); quien la invitó a ser parte de Crystal Castles sin imaginarse el fenómeno internacional en que se convertirían y que sus canciones serían los himnos de personas, contraculturas y emociones. 

Sobre Alice Glass y su apariencia física puede decirse que posee una belleza única que puede resultar un tanto inquietante para algunos, es bastante pálida como posible resultado de su herencia irlandesa y canadiense, tiene grandes ojos azules que además de aparentar tristeza la viven, y tiene una boca demasiado grande para su rostro, una boca que puede parecer mezquina o extremadamente generosa, o algo así diría Anne Rice sobre el vampiro Lestat.

Glass se convirtió en la imagen y fiel expresión de todo aquello que representaba Crystal Castles: juventud, desasosiego, angustia, maquillaje y ropa oscura. Fuera eb una de sus apariciones en el escenario, un shooting para un promocional, vídeos musicales o cualquier otra situación, podíamos verla como ese personaje cuyas características enloquecían a los fans, con una actitud retraída que de repente explotaba y se convertía en una lluvia de energía esparcida por todo el escenario, cantando con esa voz distorsionada que era su sello; con outfits oscuros, desaliñados y que cubrían todo su cuerpo, movimientos espasmodicos, mirada extraviada de pupilas dilatadas, maquillaje cargado, cabello corto con flecos (a veces rubio, a veces negro), una bebida, un cigarro y la sombra de Ethan Kath como el constante recordatorio de que ella no pertenecía a si misma y de que cada paso que daba requería la aprobación de él. 

Crystal Castles comienza su historia oficial a partir de 2008, aunque la historia de Glass y Kath ya tenía un par de años, cuando este último la contactó siendo una adolescente de unos 15 años y él un adulto de 25 años,  a partir de ese momento le suministró alcohol y drogas, la abusó sexual, física, psicológica y emocionalmente; disminuyó su participación creativa en la banda y la amenazó constantemente, dando como resultado la salida de Alice de Crystal Castles en 2014 cuando valientemente hizo pública su experiencia gracias al boom del movimiento #MeToo. Aquí dejo el link de su página oficial donde a mayor detalle describe la situación Declaración de Alice

Es entonces que a partir del 2014 Alice Glass se ve en total libertad y comienza su carrera como solista, prometiendo que nadie le volverá a decir qué hacer. Para julio de 2015 lanzó su primer single Stillbirth, que además de ser un logro profesional es todo un himno al triunfo que significa salir de una situación abusiva:

I’m not the way that you wanted me
Moonlight blossoms
Now I know this
You don’t own me
Anymore

Además del sonido que incita a bailar en un ritual de liberación, las letras claras y profundas y la reacción que causó a los fans y a los medios, el impacto de esta canción llegó de forma monetaria a una fundación sin fines de lucro para mujeres abusadas. 

En 2017 lanzó el sencillo Without Love, que nos permite apreciar a la cantante y compositora de una forma más real, con una voz más orgánica, bastante lejos del autotune que la caracterizó durante su estancia en Crystal Castles. La música y las letras también se tornan distintas, llevándonos a un lugar diferente al que habíamos estados acostumbrados desde 2008 y contandonos la siguiente historia: 

Am I worth it or am I worthless?
And will I ever figure it out?
Sold myself to him
Be my own victim
And with this bondage
Tie myself down

Conforme avanza la canción experimentamos emociones y sensaciones que tendrán efectos diversos dependiendo de quién y en qué momento la esté escuchando, y la experiencia se complementará con el vídeo oficial donde Glass se aleja del glitch, los atuendos poco reveladores y oscuros, además de decirle adiós a su clásico corte de cabello. Ahora la vemos en escenarios más fantasiosos y a la vez naturales, presa de raíces que no quieren dejarla ir y que la hacen contorsionarse como en un baile desesperado, donde al final logra liberarse y verse a sí misma, pero siendo otra al mismo tiempo, en un lecho de flores como reinterpretando el Nacimiento de Venus. Si bien ya mencionamos que la estética del video es distinta a lo que acostumbramos, la propia Alice luce totalmente distinta, ha dejado crecer su cabello que ahora es bicolor, su maquillaje si bien sigue mostrando tendencias alternativas es ahora más luminoso, y sus atuendos gritan ésta soy yo, enfundandose en látex con piezas de la diseñadora Michelle Laine, que la eleva  un punk muy chic

Y ese affair con la ropa no termina ahí, ya que desde entonces la hemos visto en varios eventos de moda o acompañada de figuras de esa industria; por ejemplo, en 2016 se convirtió en una de las musas y amigas del diseñador Alexander Wang.

Si bien para muchos la salida de Alice del dúo implicó el fin de su admiración por ella, creo firmemente que es una de las creadoras de música underground que más tiene por ofrecer. No sólo tiene un concepto sólido de qué es lo que desea ser como artista y personaje público, posee una voz que transmite, porque esa voz está cargada de experiencias buenas, malas, altas, bajas, crudas, animales y humanas que se traducen en melodías cristalinas, letras sencillas, pero fuertes y actuaciones que pueden exorcizar los demonios que ya no sabíamos vivían con nosotros. Al final del día Glass es una artista que tiene un largo camino por delante, y que continuará ofreciéndonos sus creaciones como sii fuesen confesiones y a la vez reflejo de nuestras propias experiencias. 

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