THE ASSISTANT: EL SILENCIO DETRÁS DE UN ACOSO
Por Joss Pérez:
¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué las víctimas de acoso sexual no denuncian o hablan de él? Pareciera, incluso así lo dicta la lógica, que, si alguna vez hemos sido víctimas de una situación así, la obviedad sería denunciarlo, pero la realidad nos es otra. Pensar si quiera en la idea de contarlo es paralizante. Este es el tema de The assistant, película dirigida por la directora y guionista australiana Kitty Green en 2019. El filme se estrenó en 2020 en el Festival de Cine de Telluride. La trama cuenta la vida laboral de Jane (Julia Garner), quien se desempeña como la asistente de un alto ejecutivo del medio cinematográfico.
El trabajo de Jane pareciera que es su escalafón hacia sus metas y objetivos laborales. Su sueño de verse como una productora de cine está comprometido por su desempeño como asistente. El espectador se convierte, junto con ella, en el testigo del acoso sexual que sufren las empleadas a manos de su jefe; atestiguar junto con la protagonista es lo que hace a The assistant una propuesta controvertida e impactante de ver.
La película no abunda en el diálogo, todo lo contrario, el silencio es su mejor voz, en aquello que no se dice, pero que sí se observa, y justo en este punto medio, es donde el espectador y Jane se estremecen. En la medida en que la historia avanza, nace una necesidad por denunciar, pero paralelamente crece la imposibilidad de hacerlo. Hablar es el castigo no solo de las víctimas, sino también es el de Jane y junto con ella, el de nosotros.
La complejidad de la trama crece en tanto que el espectador está obligado a ser consciente de los abusos laborales que Jane padece en su entorno laboral, el cual nace con sus compañeros de trabajo hasta llegar a su jefe. Visualmente, la película no señala la obviedad del micromachismo mediante el diálogo, sino hace uso del silencio, de la no enunciación, para que sea el espectador quien lo señale. La película se agudiza cuando el acoso sexual no lo padece la asistente sino otra mujer, una nueva empleada y finalmente, su punto más alto llega cuando Jane decide hablar y emitir una queja, misma que es nulificada por el mismo empleador.
Este juego de simbolización entre el hablar y el silencio convierten a The assitant en una sinécdoque frente al tema del acoso. No solo es la víctima la que no habla, sino también son todos aquellos que a sabiendas de su realidad deciden también callar. Así mismo, es la realidad para aquellas víctimas o testigos que cuando pretende alzar la voz, son amedrentados por un otro.
¿Nos preguntamos por qué las víctimas permiten el abuso? Bueno esta es la respuesta: porque el silencio de la violencia las sobrepasa, silencio que no solo está en ellas, sino en aquellos que saben y comparten su realidad y aun así deciden seguir callando y normalizan el acoso sexual. Así como Jane se siente atrapada, así también se siente la víctima. Así como Jane fue anulada, también la víctima. La sutileza y el poder de denuncia de la película gira en esta dialéctica. Vela querido lector, vela, porque testigo o víctima, el silencio es el que posibilita el acoso sexual.