JOJO RABBIT Y LA CRUELDAD DE LA GUERRA EN LA MIRADA DE LA INFANCIA
Por Joss Pérez:
Jojo Rabbit se estrenó el 8 de septiembre de 2019 en el Festival Internacional de Cine de Toronto, fue ganadora del Oscar por Mejor Guion Adaptado. Está basada en la novela de Christine Leunens llamada Caging Skies. La trama cuenta la vida de un niño llamado Johannes Betzler, también conocido Jojo, quien es un aficionado de Hitler, un ferviente admirador de la imagen del Tercer Reich y de su nazismo.
Es la vida de un niño de 11 años quien se asume como nazi y quien desde su inocencia está convencido de la causa del partido nacional-socialista como vía única para la salvación de Alemania y de Hitler como el gran líder, cuasi-dios que solo busca el bien de la raza aria. Desde esta convicción, Jojo decide unirse a un Deutsches Jungvolk, que es una organización enfocada a niños de entre 10 a 14 años de edad, cuya finalidad es el adoctrinamiento nazi. Los niños y jóvenes miembros de un Deutsches Jungvolk también recibían entrenamiento militar.
Durante el desarrollo de la película la idolatría de Jojo está manifestada en un alter ego caracterizado como un Adolf Hitler, el Adolf Hitler de Jojo, quien constantemente lo alienta en su propio adoctrinamiento; es una voz, es una compañía y es una reflexión de Jojo por su admiración a toda la propuesta nazi. Sin embargo, este convencimiento comienza a entrar en pugna cuando este pequeño niño de 10 años (spoiler alert) descubre al interior de su casa una niña judía, misma que pondrá en contrapunto toda aquella verdad inalterable para él. A partir de este giro dramático, comienza una mirada infantil desgarradora, pues el mundo de este niño nazi está por ser deconstruido.
Jojo ha creído que los judíos son los enemigos, los malos, son seres sobrenaturales llenos de maldad; su alienación es profunda. Su madre forma parte de la resistencia nazi; su madre es quien ocultó a esta jovencita judía. Así inicia una confrontación de ideales para Jojo. Su convivencia con Elsa permite el comienzo de un proceso que lo irá humanizado; ello, le permite cuestionarse. Sin embargo, durante este proceso la guerra sigue, la violencia y la muerte no paran, mismas que solo pueden ser vistas por la mirada de Jojo.
Si bien Jojo ha asumido el nazismo como parte de sí, cuando su proceso de deconstrucción inicia y con él, inicia la del espectador, ya que logra ver la violencia de la guerra. El primer punto violento que sufre es que no puede recibir entrenamiento militar porque fue herido por una bomba y quedó lesionado, es decir, ya no tiene una fuerza física. Su sueño por ser parte del ejército alemán está desechado. En la medida en que Alemania va perdiendo la guerra, la violencia aumenta, y las miradas de Jojo frente a ella van creciendo hasta el punto de la orfandad.
Dentro de la inocencia de Jojo, la película abre una escena, quizá una de las más desgarradoras: éste comienza a perseguir una mariposa, abstraído por el vuelo, Jojo topa de golpe con unos zapatos y ahí da cuenta que son los de su madre ya fallecida. Lo que Jojo ve es el cadáver de su mamá que cuelga de una horca en plena plaza pública. El espectador es guiado en esa mariposa y en esa inocencia infantil y así como Jojo, la violencia de la guerra llega de golpe, también para él.
Esta crueldad que trae consigo la guerra no queda solo en Jojo, su amigo, Yorki, quien sí forma parte de los soldados alemanes con tan solo 10 años es expresión de los niños que formaron parte de las filas alemanas. Algunos elementos que revelan esta inocencia, por ejemplo, en el uniforme de Yorki, es de papel, que sea este material no es sino que Alemania está perdiendo la guerra, Yorki cuestiona a Jojo y afirma que los judíos no son malos, Yorki al final de la trama solo quiere a su mamá, un abrazo.
El binomio Jojo-Elsa también devela la orfandad que trajo consigo la Segunda Guerra Mundial y en este punto Jojo tiene su confrontación final, la de él consigo mismo; es decir con su alter ego. Se demuestra para sí que aquella admiración por Hitler no es más que una ilusión; su realidad no es más que la de Elsa y el acompañamiento de ambos en su propia orfandad. Aunque, la verdad, sí bien, es cruel, en la mirada de Jojo-Elsa, más allá de esa visión desgarradora existe una forma de procesarla ¡cómo? Bailando. Jojo Rabbit es una tensión constante entre el drama y la comedia. Su discurso es mostrar la Segunda Guerra Mundial con la mirada de un niño nazi; caricaturizar el nazismo y sus simbolismos importantes, tales como Hitler, la Gestapo, la SS, entre otros; es decir, la deconstrucción de Jojo es mostrar formas para subsanar heridas.
Por último, querido lector, quisiera recomendar por esta ocasión un documental llamado McQueen. Dirigido por Ian Bonhôte. Ganador del Premio a Mejor Documental del Año LGBTQ. Cuenta la biografía del diseñador de modas Alexander McQueen.