Philippe Halsman: la otra parte del surrealismo

Por Leto Gómez:

En el mundo de la fotografía podemos encontrar a brillantes artistas que han transcendido por su trabajo, técnica y mensaje visual a través de imágenes pintadas con luz; Philippe Halsman es uno de ellos. Antes de dedicarse a la fotografía, estudió ingeniería eléctrica en Dresden, posteriormente “en el año de 1928” se trasladó a París donde se estableció como fotógrafo de moda y retratista independiente. Allí trabajó para la prestigiosa revista Vogue.

Te preguntarás qué hace tan especial a este fotógrafo. Dentro de su trabajo se destaca el capturar los diferentes artistas de la época, pintores, actores y actrices, etc., pero saltando en el aíre, técnica conocida como Jump Pictures. Halsman pretendía conseguir la naturalidad de sus modelos, ya que al saltar, el cerebro no puede controlar con total precisión la expresión del rostro y como resultado da un toque más natural, capturando al 100% cómo es la persona y sus mohines, que para muchos pueden ser imperfectos pero sin duda se percibe un humor ingenioso y original.

Halsman colaboró con su gran amigo Salvador Dalí y gracias a su cercanía éste fotógrafo experimentó y se sumergió en el mundo del surrealismo para empapar gran parte de sus fotografías con ésta corriente artística. Halsman consiguió como nadie expresar las ideas del artista catalán a través de sus imágenes, como se ven en su gran y representativa obra Dalí Atomicus. Cabe resaltar que ambos trabajaron juntos por más de 30 años.

En la obra antes mencionada “a primera vista” es totalmente surrealista; se aprecia en cómo juega mucho con la gravedad, el movimiento, el espacio y “sobre todo” el congelamiento de la acción y el tiempo, al poner elementos fuera de lo común como gatos, una silla, caballetes y cuadros flotantes, el pintor saltando con una mueca y un chorro de agua.

Al principio la idea de esta foto les parecía sencilla, el plan era que Yvonne, la esposa de Philippe, sostuviera la silla del lado izquierda con sus manos; que unos asistentes, también a la izquierda, lanzaran el agua que tenían en unos baldes, y que otro personal a la derecha hiciera volar a los gatos; Dalí se ubicó al centro-izquierda de la imagen, saltaría en el momento justo y Philippe apretaría el disparador de su cámara para congelar la imagen “perfecta” y así quedara impresa en papel de gelatina de plata, pero la obra no salió al primer disparo, pues era imposible. De hecho, tardó en llegar, no se necesitaron ni dos ni tres ni cuatro disparos, sino 28; o, lo que es lo mismo, 28 lanzamientos de gatos, 28 baldes de agua y 28 placas de gelatina.

La coreografía estaba bien estudiada: Halsman contaba hasta cuatro antes de disparar, los gatos y el agua se lanzaban en el tres, y Dalí saltaba en el cuatro. Para captar y congelar la imagen se necesitó una buena iluminación y aumentar la velocidad de la cámara; después, el fotógrafo se metía en el cuarto oscuro para revelar la foto y ver si era necesario repetir y hacer ajustes.

De acuerdo con el artículo de la página “Foto Nostra” nos dan a conocer las palabras de Halsman:

“Seis horas y 28 intentos después, el resultado satisfizo mi deseo de perfección. Mis asistentes y yo estábamos mojados, sucios y completamente exhaustos; sólo los gatos parecían estar como nuevos”.

En el aspecto técnico, el resultado final de la fotografía definitiva se borraron las manos de Yvonne y las cuerdas de piano que sostenían los cuadros y el caballete. Además, a la fotografía se le aplicó un ligero recorte para resaltar al pintor sobre la imagen, y no sólo eso, además se destaca el perfecto manejo de la velocidad de la cámara y luces dando una imagen totalmente contrastada. El nombre surgió de la combinación del nombre de Dalí y de  la “Ley Atómica”, que es el título de la pintura que se ve a un lado de la imagen, tapada por uno de los chorros de agua.

Philippe Halsman, además de tomar en cuenta el estilo tan particular de la corriente surrealista, puso en práctica la percepción de figura y fondo; estos conceptos se pueden observar en su obra “In Voluptas Mors”. La imagen muestra a Dalí posando junto a una calavera gigante conformada por siete modelos femeninos desnudos. A Halsman le llevó tres horas organizar a las modelos de acuerdo con un boceto elaborado por el mismo Dalí.

La composición se basa en la tradición simbólica del vacío o lo insustancial en combinación con un estilo artístico que sirve como recordatorio de la fugacidad de la vida, la futilidad del placer, y la certeza o la inevitabilidad de la muerte. In Voluptas Mors es literalmente un encuentro voluptuoso en la Muerte.

En 1945 Philippe Halsman fue elegido cómo el primer presidente de la Sociedad Americana de Fotógrafos, donde lideró la lucha por los derechos creativos y profesionales de los fotógrafos. Su obra pronto se ganó el reconocimiento internacional, y en 1951 fue invitado por los fundadores de Magnum Photos para unirse a la organización como un “miembro activo“, por lo que podían sindicar su trabajo fuera de los Estados Unidos.

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Leto Gómez

Transmito conocimiento de como los grandes fotógrafos y corrientes percibían el mundo, a través de una imagen pintada con luz.

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