“El Batman que ríe” de Scott Snyder

Por Mariana Cuevas.

Batman, héroe de ciudad Gotham, se encuentra en la usual situación precaria en la que tiene que sacrificarse a sí mismo para poder salvar su tan amado hogar, pero esta vez acompañado de un aliciente: la locura le pisa los talones con una sutil y tímida sonrisa a punto de explotar. La toxina sorpresa del enemigo está a punto de llevarlo al límite, pues debe crear un nuevo monstruo como cura, dando pie así a la combinación más letal del multiverso oscuro: mitad Batman, mitad Guasón…

Nuestro protagonista siempre tiene al tiempo como contraatacante y, aunque siempre logra su cometido, por primera ocasión tendrá que experimentar lo inimaginable, convertirse en la versión más siniestra de sí mismo, un superdepredador.

La constante presión de no dejarse llevar por sus instintos se reduce a cada segundo, lo que nos lleva a señalar un impresionante autocontrol, pero desgraciadamente eso es lo único que lo frena, ya que de lo contrario no hay manera de salvar a su gente. Cabe resaltar que, a pesar de la transformación, el Batman de esta realidad siempre cuenta con un código moral, incluso sin Alfred presente como figura paterna.

Pensar como su contrincante, Joker, nunca ha sido un problema, pero entregarse a esta sed de caos nunca había sido tan extremo. La historia cuenta con escenas gráficas que aluden a la violencia con personajes sin censura, adornada con un peculiar y elegante humor negro; los detalles son iluminados usualmente con sangre.

Esta historia es la muestra perfecta de cómo el contexto define a los héroes (antihéroe en este caso), ya que los diferentes Batman son tan versátiles como perturbadores, lo que también suele determinar quién es el enemigo, aun cuando se trata de aliados.

 Aquí su peor pesadilla es él mismo, el que “ríe” y se maneja con materia oscura, elemento perfectamente manejado en la historia que despierta la curiosidad y la sacia con los arranques de ira que se comienzan a presentar, sin mencionar la infinidad de probabilidades.

Esta historia nos promete oscuridad, instintos primitivos y elementos visuales que conforman una hermosa imagen lúgubre y sangrienta, integran una estética gótica con personalidad abrasiva e impredecible que termina por satisfacer la eterna fantasía… ¿Qué pasaría si Batman perdiera el rumbo y se volviera el villano?

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