PULSIÓN DE MUERTE Y VACÍO EXISTENCIAL: CHARLES BAUDELAIRE

3ra. Parte “vacío existencial”

Por Jessica Ebauche.

En esta tercera y última parte de la revisión de la obra de Charles Baudelaire abarcaré el concepto de vacío existencial, elaborado por Viktor Frankl[1] y desarrollado en su teoría sobre la Logoterapia, en la cual menciona que el hombre necesita algo por qué vivir (lo llama la voluntad de sentido) y sólo si lo identifica podrá dirigirse a él. Sobre esto elabora la concepción del vacío existencial, manifestándose principalmente en estado de tedio (o aburrimiento), que es aludido sin cansancio en la obra de Baudelaire, comenzando por la nota introductoria en su libro Las flores del mal:

Al lector: “[…] en la morada infame de nuestros vicios hay uno más cruel, más terrible, más inmundo… que haría con gusto de la tierra un cascajo y en un bostezo se devoraría el mundo. ¡Es el fastidio! ¡Tú lo conoces bien, lector, a este monstruo delicado –hipócrita lector-, mi semejante, mi hermano!”

El vacío existencial se presenta bajo máscaras y disfraces (lo que llamaríamos sublimación en psicoanálisis). A veces la frustración de la voluntad de sentido se compensa mediante otras voluntades como la de poder, la de dinero, de tener algún bien o simplemente acumular o implicarse en situaciones repetidas, de la manera en que lo distinguimos en la vida de Baudelaire, que se involucraba en vicios destructivos, deudas y relaciones enfermizas. Citaré fragmentos de escritos del autor en el libro que venimos explorando, en los cuales se despliega el concepto de vacío existencial:

XVII La belleza. “Soy bella, oh mortales, como un sueño de piedra, y mi seno, donde cada uno se nutrió una y otra vez, está hecho para inspirar al poeta un amor eterno y mudo…”

LV Conversación. “…La tristeza sube en mí como la espuma en el mar. Tu mano se desliza en vano por mi pecho que perece, lo que ella busca es un lugar hueco destrozado por la garra y el diente feroz de la mujer. No busques más mi corazón, se lo han devorado las bestias…”

XXI Himno a la belleza. “…Contienes en tus ojos el ocaso y la aurora; esparces perfumes como una tarde tormentosa, tus besos son un filtro y tu boca un ánfora que vuelve cobarde al héroe y valeroso al niño… Que tú vengas del cielo o del infierno, ¿Qué importa? ¡Monstruo enorme, espantoso! Si tus ojos, tu sonrisa, me abren la puerta de un infinito al que amo y nunca he conocido…”

Frankl explica que la frustración existencial suele provocar un desenfreno libidinoso (o lujuria), e incluso que las pulsiones se mezclen con las agresivas, teniendo una gran correspondencia implícita con la teoría de la pulsión de muerte en Freud, revisada en la nota anterior. Un texto que ilustra esa correspondencia es uno de los favoritos por sus lectores:

XXIX Una carroña. “Recuerda lo que vimos alma mía… con las piernas al aire, como una mujer lúbrica, abre de un modo cínico y descuidado su vientre pleno de exhalaciones… El cielo miraba el espléndido esqueleto como flor que se abre, tan fuerte era el hedor que tú en la hierba creíste desmallarte. Zumbaban las moscas sobre este vientre putrefacto del cual brotaban negros batallones de larvas, que emanaban como líquido espeso por aquellos vivientes andrajos ¡Oh mi alma! Entonces, di a los gusanos que te comerán a besos que he guardado la forma y la esencia de mis amores descompuestos… ”

Podemos apreciar en las siguientes citas la concepción de pérdida del sentido y la insatisfacción que experimentaba Baudelaire:

LIV Lo irreparable. “Lo irreparable roe con su diente maldito nuestra alma, triste monumento… en el fondo de un teatro banal un ser, que no era sino luz, derriba al enorme Satán, pero mi corazón, que jamás visita el éxtasis, es un teatro donde se espera siempre en vano, a aquel Ser de las alas de gasa…”

XVIII El ideal. “…Poeta de los ojos llorosos, su rebaño de bellezas de hospital, no podré encontrar entre rosas tan pálidas una flor que se aproxime a mi rojo ideal…”

LXXIX Obsesión. “Cómo me gustarías, ¡oh noche!, sin esas estrellas cuyo destello habla un lenguaje conocido, ¡Porque yo busco el vacío, la desnudez, lo oscuro!”

Tanto el psicoanálisis de Freud como el humanismo de Frankl nos dan concepciones que ofrecen un conocimiento teórico sobre la estrecha relación entre la creación poética asombrosa y la vida decadente de un poeta, quien hasta nuestros días será alabado por los admiradores del arte de armonizar la belleza con la estética sublime.

Si te gustaron estas notas, te ofrezco las siguientes obras para revisar de Charles Baudelaire:

Las flores del mal (1857)

Los paraísos artificiales (1860)

Pequeños poemas en prosa o Spleen de París (1862)

BIBLIOGRAFÍA:

Frankl, Viktor. (2004). El hombre en busca de sentido. España: Herder. 

PARA SABER MÁS:

François Porché, Baudelaire, historia de un alma, Buenos Aires, 1949.

Georges Bataille, La literatura y el mal, Madrid, 1959, 1971 (2ª edición).


[1] Austria 1905- 1997, fue un neurólogo y psiquiatra austríaco, fundador de la logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau.

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