La literatura de lo extraño

Por Ray Macías:

Nos hemos convertido en seres mecánicos que dedican su día a caminar por la calle con anteojeras que nos impiden mirar a nuestro alrededor. La costumbre y la rutina nos obnubilan. Perdemos lo que algunas personas llaman capacidad de extrañamiento. Percibimos todo como familiar y normal: la enfermedad, la muerte, la violencia, la naturaleza, los sentimientos, entre muchas otras cosas. Olvidamos que la vida es extraña y caótica. Nos retraemos en nuestros caparazones de emociones entumecidas para defendernos de los eventos que puedan trastocar nuestra psique.  

La literatura de lo extraño nos descoloca, su función es la de “recuperar parte del asombro que sentimos en ciertas ocasiones y que probablemente deberíamos sentir más a menudo, frente a la existencia en su aspecto esencial”[1]. En ella encontramos surrealismo, sátira, crítica, fantasía, historia, ciencia, horror y demás temas que se congregan para proyectar mundos que se mueven entre lo racional y lo irracional.

Comerciantes de telas que despiertan transformados en insectos, dioses cósmicos que existen desde tiempos primigenios, doppelgängers sentados en una banca del parque, niños que forman cultos para alabar a deidades espeluznantes, fantasmas cibernéticos; estos son sólo algunos personajes y seres de los que la literatura de lo extraño echa mano para mostrar aquello que no somos capaces de nombrar.

Durante el transcurso de la historia, este tipo de literatura ha tenido entre sus filas a diversos autores y autoras. En el mundo angloparlante encontramos nombres como los de H.P. Lovecraft (a quien se le adjudica el acuñamiento del nombre weird fiction), Robert Blosch, Argenon Blackwood, Thomas Ligotti, Nancy Collins, Stephen King, Clive Baker, Katherine Dunn, entre muchos. En Latinoamérica aparecen Amparo Dávila, Maria Luisa Bombai, Jorge Luis Borges, Alberto Chimal, Bernardo Esquinca, Monica Ojeda, Mariana Enriquez, Daniela Tarazona, Bernardo “Bef” Romero, Samantha Schweblin, y la lista sigue y sigue.

En una época donde la frase “la realidad supera a la ficción” se ha convertido en un mantra repetido una y otra vez en lo que asemeja ser una meditación colectiva que busca forzarnos a entrar en un trance para evitar la psicosis a la que los eventos cotidianos pueden inducirnos, la literatura de lo extraño nos muestra contundentemente que la imaginación puede siempre romper las barreras de la realidad, a tal grado que parece convertirse más y más en un arte premonitorio que nos advierte sobre las irrupciones de lo grotesco y lo ominoso en nuestra vida cotidiana.


[1] Thomas Ligotti, Noctuario, Editorial Valdemar,2012

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Ray Macías

Melómano empedernido y amante del pasado. Traducciones e interpretaciones de mensajes del ayer.

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