“La magia del orden” de Marie Kondo

Por Mariana Cuevas:

El orden es un factor clave dentro de nuestra vida y hogar, sin embargo, es continuamente subestimado por la sociedad, una que condona y promueve el materialismo con o sin sentido. Por ello Marie Kondo presenta una guía que, más que utópica, promueve el darle un lugar a cada cosa y conservar sólo aquello que brinda felicidad, generando paz y no frustración, claridad y una energía agradable que puede renovarse en un ciclo permanente que se sella con la muerte: la depuración.

Todos luchamos contra el ruido visual, pues siempre se ha dicho que el espacio en el que nos encontramos es una proyección de nuestra mente, por lo tanto mantener la desorganización es una forma en que a las personas aplazan el trabajar en sí mismas, he ahí lo común del problema.

El libro resalta que la culpabilidad juega un papel extremadamente importante, pues es lo que evita que nos deshagamos de objetos que no nos hacen felices y que sólo ocupan un lugar; no tienen un propósito concreto y eso es inaceptable. Se promueve que el hecho de reciclar o tirar cosas no significa que nos estemos desvinculando de seres queridos, ya que se alega que algunos momentos deben ser guardados únicamente en la memoria. Después de haber elegido los objetos que se irán, se les agradece por haber cumplido con su función, aceptando que ya no lo hace más, y por ello deben ser desechados.

El proceso mencionado para purgar es arduo y caótico, pero Marie Kondo asegura que siempre funciona, pues ha sido meticulosamente planeado a base de prueba y error, es invertir una cantidad considerable de tiempo, pero de manera continua, lo que garantiza el éxito. Se siguen pasos específicos que aceleran el proceso de aprendizaje del individuo, poco a poco puede deshacerse de más cosas en una menor cantidad de tiempo, haciéndolo así sólo una vez, pues después se vuelve un procedimiento que se da de manera natural.

Una vez perfeccionado el acto de depurar es recomendado reciclar, pues hay que resaltar que lo que sucede con nuestra basura, en lo personal, continúa siendo parte de nuestra responsabilidad.

Después de entender y ver los resultados de la dinámica, se empieza a disfrutar el procedimiento, por ejemplo, al aprender a doblar la ropa; al ser humano le agrada lo que lo vuelve mas eficiente. Romantizar es también parte del proceso, pues es un acto de crecimiento personal en el que lidias con relaciones actuales o pasadas, eventos de los que deberías deshacerte, superar o venerar y se lidia con las distintas versiones de uno mismo; por ello es por lo que se recomienda que se haga en silencio o con música instrumental.

Nuestra autora menciona que el procedimiento no debe personalizarse, pero al final explica que debe ir ocurriendo y afinándose dependiendo de las necesidades y parámetros de la persona en cuestión: cómo continuar el método es relativo.

Las cosas siempre representan una lección y, según el método mencionado, se les debe agradecer por cumplir su función y darnos felicidad. De esta forma se renueva la energía y se mantiene un halo de tranquilidad y paz que se nutre de la felicidad que te causa lo que posees, evitando estrés y desorden.

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