Marta Orrantia, «Mañana no te presentes»: Rastros de nuestra historia

Por Yessika María Rengifo Castillo:

 

Las guerras civiles no son nunca un simple enfrentamiento entre dos partes de la población, sino que consagran la desaparición de cualquier orden legal común, encarnado hoy en el Estado, y convierten en lícitas, por tanto, todas las manifestaciones de la fuerza bruta: saqueos, violaciones, torturas, venganzas personales, asesinatos gratuitos.”

Tzvetan Todorov[1]

Uno de los crucigramas que no se ha podido resolver en la historia de Colombia ocurrió el 6 y 7 de noviembre de 1985, entre la guerrilla del M-19 y el Ejército colombiano, denominado Toma y Retoma del Palacio de Justicia. El suceso ha cautivado la atención durante treinta y seis años de diversos agentes socioculturales, logrando fotografías y testimonios que evidencian sufrimiento humano.

Es decir, hay un dolor que no se ha podido resarcir frente a los muertos, las familias, y el país como agente de mecanismos jurídicos y sociales de preguntas y de respuestas ante un genocidio que continúa llenando de tristeza e impotencia a las víctimas.

Desde esa escenografía, recordemos que el M-19 fue un grupo guerrillero urbano de Colombia que surge como rechazo a las irregularidades en las elecciones presidenciales de 1970 que instauraron como presidente a Misael Pastrana Borrero sobre su contrincante Gustavo Rojas Pinilla. Ese evento, sumado a la reprehensión, los asesinatos y las desapariciones forzadas que afrontaba el país, hace que en 1985, bajo el gobierno de Belisario Betancourt, se establezca la Toma del Palacio de Justicia.

No es difícil descubrir que anexado a lo que se ha dicho este trágico momento se produce por el incumplimiento del gobierno de turno con el grupo subversivo, este último consideraba hacerle un juicio al expresidente Belisario Betancourt porque pensaba que había sido traicionado su acuerdo de tregua firmando en Hobo y Corinto en 1984.

En el texto de Olga Behar se menciona como Álvaro Fayad, apodado “el turco”, planea ese suceso:

A los dos días se reunió con Fayad y con el “Gordo”, a quienes les dijo: “ya tengo
planos de adentro.” Una vez tomadas esas decisiones contactaron a algunos amigos
personales que habían visto el palacio por dentro, porque tramitaban papeles en la Corte
o en Consejo de Estado. Inventariaron los conocidos que podían tener acceso al palacio
para que comenzaran a frecuentarlo con misiones específicas de observación, y se
designó un equipo del M-19 para que inspeccionara adentro y afuera del edificio (1988: 44-45).

Lo cierto es que esa Toma o Retoma será siempre un rio de sangre de colombianos que aún están en la memoria, una memoria que resaltó en su informe ¡Basta Ya! el Centro de Memoria Histórica con las voces de varias víctimas del conflicto armado en 2013 de esta forma:

La memoria no se vive como una experiencia del posconflicto, sino como factor
explícito de denuncia y afirmación de diferencias.

Así, la memoria será siempre rastros de nuestra historia de voces diversas, voces como la de la escritora colombiana y profesora de la Universidad Nacional Marta Orrantia, quien nos presenta en 200 páginas la historia de Yolanda, una sobreviviente de M-19 antes y después de la Toma del Palacio de Justicia, con una narración en primera persona acompañada del fracaso a esa Toma por exigir un juicio al presidente de turno y las ilusiones perdidas de ella por el cambio de un país sumergido en la violencia, el narcotráfico, y una mala administración gubernamental. 

Aunque el libro es resultado de la ciencia ficción, no se pueden negar fragmentos de la historia que han sido abordados por diferentes investigadores. Sin embargo, el eje central de esta obra es el amor que nace de Yolanda por un hombre que logra cautivar su corazón ante el anhelado cambio del país, pero, desafortunadamente, emergen sentimientos como la traición. Finalmente, es una crítica a las ideologías de que las armas cambian al mundo y que el tiempo se encarga de poner todo en su lugar.

La invitación es a recorrer esa historia que nos consagra como una nación o mundo de aciertos y desaciertos; por supuesto, también es a leer a la gran Marta Orrantia que siempre tiene algo que contar desde la encantadora ficción, sin dejar de lado que, a decir de Eduardo Galeano[2]

“todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada”.

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Referencias bibliográficas

Behar, O. Noches de humo. Icono Editorial, 1988.
Centro de Memoria. ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad. Bogotá. 2013.
Orrantia, Marta. Mañana no te presentes. Editorial Literatura Random House Mondadori S.A. 2016.

Cibergrafía

Imagen tomada de https://www.amazon.com/Ma%C3%B1ana-no-te-presentes-Spanish-ebook/dp/B01J8YLPDO


[1] Fue profesor, filósofo, lingüista, historiador y crítico literario francés de origen búlgaro, autor de Literatura y significación (1967), Introducción a la literatura fantástica (1970), La conquista de América (1982), Nosotros y los otros (1989) y El miedo a los bárbaros (2008).
[2] Fue escritor y periodista uruguayo, autor de Las venas abiertas de América Latina (1971), Memorias del fuego I (1982), El libro de los abrazos (1989) y Los hijos de los días (2011).

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