“WOLVERINE, OLD MAN LOGAN” de Mark Millar y Steve Mcniven

Por Mariana Cuevas:

El espectro que define a Wolverine, dentro del mundo de los superhéroes/antihéores, es bastante grisáceo, considerando el hecho de que el contexto es el que usualmente define la manera en la que actúa, dosificando así la violencia inherente a su personalidad, pues éste siempre se encuentra al borde de perder la cordura, lo que lo convierte en el mutante más letal del universo de Marvel.

Traumas y seres queridos, eventos y personas determinan el compás moral de nuestro protagonista, particularmente en este tomo, ya que al principio deja muy claro que opta por no comprometerse a salvar a nadie o a contribuir para que el mundo funcione mejor, al ser lidiado únicamente por villanos; la familia es su mundo y su razón de ser.

El haberse convertido en pacifista es sumamente controversial, pues causa desconcierto tanto a personas cercanas como a enemigos, nadie entiende por qué alguien que existe para combatir y vencer se está limitando a recibir una paliza de un oponente que podría eliminar fácilmente. La narrativa está perfectamente calculada para que paulatinamente se deje entrever el dolor más grande de Wolverine: la noche en que se perdió a sí mismo. Por ende es continuamente subestimado, ya que conocidos e individuos familiarizados con su historia aún están a la espera de que vuelva y libere su verdadera esencia.

El tema de los héroes es delicado, pues aquí se presenta un mundo en el que éstos fueron asesinados y se encuentran momentáneamente extintos, incluso las personas que aspiran al poder pretenden reinar como tiranos, lo que sería más fácil, ya que estos carecen de arrepentimiento; a pesar de ello, las personas conservan la esperanza de que regresen. El problema se presenta cuando se establece que Wolverine ya no tiene nada más que perder.

La ilustración, hecha por Steve Mcniven, es sumamente gráfica y violenta, no se escatima en la sangre, ni en muertes brutales, propias del personaje.  El artista nos muestra su lado más agresivo, pues éste empieza a guiarse únicamente por la venganza. Por otra parte, los tiranos son representados de manera vulgar, al ser hedonistas, violentos y poco refinados; están desarrollados a partir de estereotipos grotescos enfatizando, por ejemplo, la falta de higiene.

Al final es una historia llena de sangre, justicia a mano propia y una promesa de derrotar a quien sea que se interponga en el camino de un mutante tan poderoso como Wolverine, quien se define enteramente por el dolor. Esta bestia permaneció suficiente tiempo dormida y está lista para su vendetta sin el más mínimo deseo de redención.

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