Eve Arnold, transmitiendo esencias

Por Leto Gómez:

Eve Arnold fue una fotógrafa estadounidense de fama mundial, considerada como la gran dama del retrato y del fotoperiodismo. Sus obras se caracterizan por su visión y perspectiva única en torno al mundo, que era de forma sincera y natural. Su trabajo se destaca por contar historias de las personas al otro lado de la lente, no importaba si eran ricas o pobres, tenía el don de transmitir la esencia de cada personaje que se topaba a lo largo de su vida.

Al inicio de su carrera, Arnold se enfrentó al mundo. Su primer proyecto consistió en tomar fotografías relacionadas con la moda en Harlem. Al principio su trabajo era rechazado por muchos editores, y no fue aceptada hasta su admisión en la Agencia de Fotografía Magnum, siendo la primera mujer fotógrafa en ser recibida en la empresa. Se convirtió en miembro de pleno derecho en 1957.

Dando un gran salto como profesionista de la fotografía, conoció a Marilyn Monroe, a quien retrató varias veces; llegó a afirmar que la estrella personificaba el glamour de Hollywood con un brillo sin igual y una energía que enamoró al mundo. La colaboración entre las dos fue ventajosa para ambas, ya que proporcionó una gran reputación a Arnold y al mismo tiempo benefició la imagen de Monroe, pues nunca antes se la había representado de esa manera. En esta serie de fotografías se destaca la gran técnica y el prefecto manejo de la cámara que tenía Eve. Su cromática variaba, utilizaba colores cálidos que se complementaban con el mismo ambiente en donde se desempeñaba la sesión fotográfica, y al mismo tiempo destacaba su fotografía en blanco y negro, ya que tenía un perfecto manejo de luces, balances de blancos y altos contraste, centrándose siempre a la belleza natural de Monroe.

La fotógrafa también capturó con su cámara a otras figuras icónicas como Malcom X, Joan Crawford y la Reina Isabel II. Asistía a las fiestas de clase alta y trabajó con grandes personajes elegantes de la época, pero su verdadera pasión radicaba en representar los muchos problemas sociales, no sólo de su entorno, sino a escala mundial. Durante los años 70 y 80 exploró los rincones del mundo como Afganistán, donde filmó un documental titulado Behind the Veil sobre mujeres musulmanas; en Sudáfrica documentó las protestas de los manifestantes por los derechos civiles; retrató veteranos discapacitados de la Guerra de Vietnam, pobreza, la vida cotidiana y, sobre todo, a la gente. Al revelar su enfoque compasivo y comprensivo su trabajo da a conocer esa emoción genuina y el núcleo de la humanidad dentro de una persona, enfatizando siempre la importancia y la conexión entre el sujeto y el fotógrafo. Afirmó que “es el fotógrafo, no la cámara, el instrumento”.

Eve siempre demostró que como profesionista del fotoperiodismo te involucras inconscientemente, sintiendo muchas emociones y empatías ante varias situaciones que pueden ser desconocidas o difíciles de entender y de superar, convirtiéndose en un trabajo emotivo; te involucras emocionalmente con personas desconocidas que ese momento te rodean y sientes la necesidad de entender la situación en la cual están viviendo. Eso la convirtió en una gran artista del fotoperiodismo, porque supo transmitir esas sensaciones y el manojo de emociones al congelar y capturar el momento exacto a través de imágenes que posteriormente, como espectador o fotógrafo, te dan un mensaje de cómo la vida puede ser tan dura o sencilla.

A lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos, entre los que se pueden destacar están el Doctorado Honorario de la Universidad de Saint Andrews y el de Staffordshire, y el título de Maestro en Fotografía otorgado por el ICP y la Orden del Imperio Británico. Además, realizó exposiciones ligadas a la agencia Magnum en el Museo Tampa de Florida en 1983 y en el Centro de Arte Reina Sofía en 1989. Su obra está representada en el Museo Ludwig y el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Gran parte de sus últimos años de vida los pasó en Mayfair, una zona céntrica de Londres, hasta que la enfermedad la obligó a trasladarse a una residencia de ancianos en la plaza de San Jorge en Pimlico. Falleció el 4 de enero de 2012 en Londres, Inglaterra, a los 99 años, dejando una importante huella en el mundo de la fotografía, siempre siendo una poderosa influencia en el mundo del retrato.

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Leto Gómez

Transmito conocimiento de como los grandes fotógrafos y corrientes percibían el mundo, a través de una imagen pintada con luz.

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